Dr. Edgard González Suárez
¿Alguien ha oído el termino iberosfera? No, nadie seguramente.
¿Sabe alguien que significa ese término al que de manera bastante torpe y miope se han adscrito varios panistas?
Es muy probable que en México sea parcialmente desconocida la agrupación ultraderechista, xenófoba y monárquica española llamada VOX. Aún en Europa, si bien conocida, esa agrupación genera toda clase de suspicacias, temores y deslindes, tanto de liberales como de demócratas de centro derecha.
Pues sí, cuando en México más necesidad hay de una articulación ideológica de la oposición, un grupo de trasnochados, y perdidos senadores militantes del Partido Acción Nacional, decidieron firmar la Carta de Madrid. Un documento que tiene su origen precisamente en la articulación discursiva de la extrema derecha española, que falta haría decirlo, se constituye principalmente por monarquistas, fascistas-franquistas, y ultracatólicos españoles; y que han decidido llevar su carta a firma internacional por “líderes y personalidades de la derecha en varias partes del mundo”. Dicho documento sostiene que tienen por objetivo “frenar el crecimiento del comunismo” (un movimiento político-ideológico, según ellos, que busca eliminar la propiedad privada y las clases sociales).
Ese partido (VOX) es una escisión del Partido Popular, el histórico partido español de centro derecha, constitucionalista, que pretende defender las libertades y la democracia española. Pero esta declaración, entre otras, es precisamente la que aparece en la llamada Carta de Madrid. ¿Por qué, la famosa carta, no la firma, ni la promueve el Partido Popular?
Lo que distingue a ambas agrupaciones no son los loables propósitos de libertad y democracia, sino las metodologías y por su puesto los significados específicos que ambas agrupaciones dan a esos términos.
El triunfo electoral de la izquierda y el progresismo en España en 2019, la alianza política parlamentaria entre el PSOE, Podemos, Izquierda Unida y los partidos gallegos, vascos y catalanes, significaron la ruptura político-ideológica en la derecha española. Y en consecuencia la financiación de los grandes poderes territoriales, industriales y mediáticos de VOX, es decir, el partido político que es la voz de los multimillonarios y terratenientes españoles.
Sus métodos de lucha han significado el extraordinario recurso propagandístico para inflar e inventar un enemigo terrorífico, de España y de la iberosfera -el comunismo- y un super héroe infalible a las balas y a la corrupción -el Ejército, la Monarquía y la Iglesia Española-.
Su lucha discursiva permanente en contra del progresismo, a quienes ellos califican de “Chavismo”, en contra de la diversidad sexual, a quienes ellos califican del lobby internacional homosexual; su lucha propagandística en contra de la migración y los movimientos terrestres de personas, a quienes ellos califican de “ladrones, violadores y vividores” del bienestar de otros pueblos. De igual manera encaran una lucha propagandística contra los “extranjeros”, principalmente del régimen chino, quien dicen ellos “fabricó” el coronavirus para dominar al mundo; y por supuesto, mantienen una lucha propagandística en contra de George Soros, un magnate norteamericano, qué según sus propios conceptos, es promotor del “caos” y del “desorden” internacional para seguir enriqueciéndose con la venta de armas y de drogas.
Pues esta belleza, esta seriedad y sobre todo estos conceptos son los que definen a VOX, partido con el que el PAN decidió firmar una alianza para unirse a esa lucha.
A perdón, varios senadores panistas encabezados por el incólume, fofo, e inútil senador veracruzano, Julen Rementeria, salió a presumir su iniciativa política, supongo que deben estar muy desesperados por “hacer algo”, que Marco Cortés dejó en manos de Julen semejante acto político. Cuando se dieron cuenta, la pifia que habían cometido, vinieron más de 100 deslindes de panistas prominentes -empezando por Felipe Calderón- desconociendo el acto, la iniciativa y por supuesto destacando que el Partido Acción Nacional no tenía nada que ver con semejante lance ideológico.
La pifia ya la habían cometido, la cara sonriente de Julen y de Santiago Abascal, líder de VOX, los muestra nerviosos pero decididos. Siete horas más tarde, el propio Julen Rementeria, un don nadie dentro de Acción Nacional, tuvo que salir a desdecirse, y a asumir que fue una iniciativa para los que de manera voluntaria e individual quisieran aliarse a la Carta de Madrid y a VOX, en su lucha quijotesca contra el comunismo globalista que se apodera de la iberosfera.
