Mtro. Edgard González Suárez
Apenas hace una semana decíamos que el género epistolar tiene como propósito establecer un lazo de comunicación entre dos personas, a través de un texto escrito, es decir, de manera indirecta por medio de una carta. Y que la carta, se constituía como una técnica de comunicación personalizada y de lenguaje directo. Además, insistimos en que esta última ha sido utilizada por políticos para enviarse mensajes, pero sobre todo para hacer públicos esos mensajes, y echar andar a la llamada “opinión pública”. Toca en esta ocasión recoger algunas ideas sobre la última carta que Porfirio Muñoz Ledo envió a varios medios de comunicación y donde acusa claramente, al presidente de MORENA, Mario Delgado, de estar operando el fracaso por el intento de reelección de Muñoz Ledo como diputado Federal.
En la carta, fechada el 27 de marzo, y dirigida a Dirigentes y Parlamentarios de MORENA, pero boletinada por el propio equipo de Muñoz Ledo, acusa al Presidente Nacional de ese partido, Mario Delgado de intentar “impedirle el paso para buscar la reelección como diputado federal”. Con este enunciado se reafirma la enorme brecha que hay entre ambas corrientes políticas y, sobre todo, la nula comunicación entre ellas, sobre todo después del fallido intento reciente de Muñoz Ledo por presidir a ese Partido Político. Otro elemento que se desprende de la frase es la acusación, no detallada, del acto abierto y militante de Mario Delgado por obstruir la reelección de Porfirio. Según el parlamentario, hay una actitud abiertamente hostil a que Muñoz Ledo repita como diputado. Qué, sin embargo, en el cuerpo de la carta no se detalla, no explica, ni se exponen pruebas de ese hecho. En suma, hay dos implicaciones contenidas en esta frase: 1. La ruptura no suturada dentro del núcleo político de la 4T, y 2. La hostilidad que seguirá, entre ambas corrientes, hasta el 2024.
En la carta, Muñoz Ledo sostiene calificando ese intento de “campaña artera y corrupta” además de que pide que “se denuncie e impida semejante atraco”. Veamos, campaña quiere decir que hay un conjunto de acciones deliberadas y sostenidas en el tiempo para lograr un objetivo. Muñoz Ledo no demuestra con datos, dichos o eventos, en que consiste dicha campaña. Pero además la califica de “Corrupta, Artera y de Atraco”.
Corrupta significa que esta viciada, podrida, amañada, es decir, que moralmente se caracteriza por su perversidad y maldad. En stricto sensu esa es la caracterización que Muñoz Ledo y su grupo hacen de la corriente política de Mario Delgado, calificativos que siempre ha utilizado para dibujar el actuar de ese grupo político. Cuando además califica las acciones de Delgado de “arteras”, suponen una acción malintencionada, hecha con villanía, y astucia. Quizá aquí radica la imposibilidad de Muñoz Ledo de probar o demostrar esas acciones. Finalmente, denuncia esas acciones de “atraco” lo que viste a éstas de intento deliberado por asaltar a la víctima, de despojarla de un bien o un derecho. En este caso, el derecho del actual diputado a reelegirse ahora por la vía plurinominal.
En resumen, con la extraordinaria habilidad que caracteriza a Muñoz Ledo, con una actitud zorruna y oportunista, acusa, desnuda y descalifica a su oponente para deslindarse del grupo político que lo venció en su intento por llegar a la Presidencia de MORENA y presentarse como un activo valioso, histórico y necesario para las reformas legislativas que están inconclusas. Y terminar así su vida parlamentaria.
Independientemente de la opinión de Muñoz Ledo, lo cierto es que la fisura o la fractura en el núcleo político de la 4T no ha cicatrizado, quizá por qué en el nuevo tablero, las corrientes históricas de la Izquierda mexicana cada vez tienen menos piezas para jugar.
