Edgard González Suárez
El pasado sábado 26 de abril, el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores, Gerardo Fernández Noroña fue abucheado durante el Congreso Nacional del Partido del Trabajo (PT) por un sector de militantes del mismo.
Lo que públicamente se sabe es que esto fue debido a que Fernández Noroña fue electo senador postulado por el PT y después se afilió a Morena, por lo que los militantes lo calificaron de “mal agradecido”.
Sin embargo, lo que se conoce tras bambalinas, es que fue una celada orquestada por Reginaldo Sandoval, coordinador del partido en la Cámara de Diputados y sus huestes, quienes reclamaron un mal trato por parte de Noroña, y sobre todo de haberse negado a las presiones políticas de la bancada del PT para obtener más y mejores posiciones políticas, en las cámaras y en las negociaciones en los estados donde habrá elecciones, y que por cierto inician desde el día de hoy.
Gerardo Fernández Noroña ha mantenido una disputa ideológica y estratégica con algunos sectores del PT, haciendo publicas sus criticas y sobre todo sus posicionamientos respecto de varios temas, por ejemplo: El PT avaló la petición de desafuero de Cuauhtémoc Blanco, El PT ha seguido una política de presión y amague separándose de algunas decisiones de MORENA, el PT ha elevado criticas públicas en contra de MORENA aduciendo que la política de alianzas de ese partido se caracteriza por la soberbia y la subordinación, ha sido notorio el forcejeo por candidaturas en varios estados entre ellos Veracruz. Para este último caso, y donde a todos extrañó la ruptura de a alianza, Reginaldo Sandoval, coordinador de la bancada petista en la Cámara de Diputados, afirmó que Morena “quiere todo y aun así piensa que le seguimos debiendo”. En Veracruz, el Partido del Trabajo pretendía encabezar 32 municipios, pero solo se le ofrecieron 22, lo que llevó a su dirigencia a romper la coalición en ese estado.
Otra decisión política que tuvo un efecto bumerang fue el nombramiento de Miguel Ángel Yunes Márquez como presidente de la comisión de hacienda y crédito público en el senado. Pero como bien se sabe, tanto en la vida cotidiana y más en la política, “no hay borracho que coma lumbre”, los dirigentes del PT han declarado a los medios que “El PT esta más cerca de la Presidenta Claudia Sheinbaum que de MORENA”.
Pero has sido dos posicionamientos políticos los que han dejado entrever una crisis más profunda de lo que parece. No solo el PT se queja del trato, se queja del interés común -desde la izquierda- para favorecer la transformación, se queja de que Morena es más complaciente con los enemigos internos y con panistas que con ellos, sino que el PT se opuso a la reforma electoral propuesta por morena que intentaba modificar el financiamiento público a los partidos políticos, eliminar plurinominales y suprimir recursos para actividades partidistas específicas, y el nepotismo. Este último sobrevivió, pero fue pospuesto para su entrada en vigor. El PT ha dejado muy claro que no está de acuerdo con estos cambios y que no se ha tomado en cuenta su opinión al respecto.
Y finalmente, el flamante presidente de la cámara de senadores, Fernández Noroña dejó de pertenecer al PT e hizo pública su afiliación a MORENA, el 25 de febrero de este año, hace exactamente dos meses.
Todo lo anterior no solo deja patente las tensiones internas en esta alianza sino visos de descomposición sobre el objetivo estratégico de la 4T (entendida como alianza electoral), deja entrever desafíos próximos para mantener la cohesión de la alianza MORENA-PT; se ha articulado una corriente critica dentro del PT que pretende quedarse con el partido a la muerte de Alberto Anaya, y que acusa a Noroña de desleal con el PT, y de seguir esos enfrentamientos Morena podría perder la mayoría calificada para aprobar reformas constitucionales.
El jueves 24 de abril, hace 4 días, Reginaldo Sandoval coordinador del PT en la cámara de diputados dijo que “los morenistas son soberbios y se sienten invencibles”.
Por eso, y quizá por más, los militantes del PT abuchearon a Noroña y decidió abandonar el Congreso.
