Edgard González Suárez
La derecha esta desquiciada, ante la impotencia política y parlamentaria para detener la elección popular del poder judicial, ahora en cascada, sus medios controlados y financiados por esa derecha conservadora y liberal ha desatado la narrativa que acusa a morena de manipular la elección, de que la elección de junio será un cochinero, y de que todos los candidatos a jueces, ministros y magistrados responden al control político de Morena.
Pero veamos con detalle, la elección del poder judicial vía elecciones populares es un mandato constitucional, ya no es la hora del debate sobre su pertinencia, funcionamiento y legitimidad, eso ya pertenece al pasado. El poder judicial será electo vía elección popular.
El dispositivo reglamentario y legal, tampoco es motivo de debate, la reforma y sus leyes secundarias mandataron a los tres poderes a elaborar listados de posibles candidatos, y entregar en tiempos reglamentarios dichas listas a la comisión de evaluación (integrada por 15 miembros, cinco x cada poder) para que mediante un análisis de idoneidad de esos candidatos, algunos pasaran a la tómbola o a la insaculación, para después enviar esos nombres insaculados al Instituto Nacional Electoral para la definición final de los nombres que aparecerán en las boletas de la elección de las personas juzgadoras de nuestro país.
La derecha frente a su inminente derrota, berrea por todos los medios de comunicación anunciando: fraude, engaño, manipulación y sobre todo control político de Morena sobre el proceso y sobre las listas finales para su votación el próximo 1 de junio de 2025.
En una acción coordinada, o de nado sincronizado, como ahora le llaman, la derecha y sus corifeos, anuncian desde ahora que serán derrotados, por que unos malévolos, viles y villanos morenistas, acusan de que los han ninguneado (a sus dirigentes y parlamentarios) y que han engañado a la población con una elección de antemano fraudulenta.
Pero vamos a ver, febrero, según la reforma constitucional, era la fecha última que tenía la comisión de evaluación del senado para realizar la insaculación, integrar las listas definitivas y entregarlas al INE.
Los únicos que integraron sus propuestas en fecha y hora fueron las propuestas enviadas por el poder ejecutivo y el legislativo, el poder judicial entregó con reservas sus propuestas aduciendo que había varios amparos de jueces, ministros y magistrados que solicitaban la intervención de la justicia por una supuesta violación a sus derechos humanos y políticos. Intentando, a toda costa, descarrilar y sabotear la elección del nuevo poder judicial.
El tribunal electoral de la federación desechó los amparos y finalmente enviaron sus listas, después de haber rasurado a quienes no siguen la línea política de la actual presidenta del poder judicial…
Los comités de evaluación harían, cada uno por separado, tres depuraciones: 1) de verificación de requisitos mínimos de ley, 2) calificar la idoneidad y 3) pasar a la insaculación para determinar la lista final de aspirantes. Tras la llamada tómbola, los comités dejarán un listado de 5 candidatos, uno, a ministro de la suprema corte, otro, para magistrado del tribunal electoral del poder judicial y otro más, para el tribunal de disciplina y dos más, uno, para magistrado de circuito y, otro, para juez de Distrito.
Todo, con todo y errores o equivocaciones, se llevó a cabo, sin la participación de la oposición, que se negó a legitimar el proceso de selección de aspirantes.
El otro proceso, el del día de la elección, es incierto, toda vez que nunca en la historia reciente de nuestro país se ha llevado a cabo una votación de jueces y ministros del poder judicial. Que si la boletas, que si los nombres, que si la confusión, que no habrá campañas, que la gente desconoce a los aspirantes, que si no concurre la población a la elección, todo se augura como un desastre para la oposición. Pero la verdad, es que apenas sabremos, por primera vez, como se desarrollará esa elección, y el INE hasta ahora mantiene la confianza en su experiencia de sacar adelante la elección del nuevo poder judicial, o bueno de una parte de lo que será el nuevo poder judicial en México.
