Edgard González Suárez
El sexenio de López Obrador ha llegado a su fin, un sexenio de contrastes y claroscuros, y qué debido a ello, se tienen evaluaciones distintas y contradictorias sobre el hombre, el gobierno y la política de estos seis años que terminan.
Para unos, fue un gobierno de terror, de fracasos, de ocurrencias, pero sobre todo de un intento por reestablecer el presidencialismo autoritario en México. La oposición se ha centrado en tres ejes sobre los cuales machaconamente ha insistido: 1. El fracaso de la seguridad pública, 2) el embate sobre el Poder Judicial y los organismos autónomos, y 3) el nulo avance en materia de salud, educación y extrema pobreza.
Sin duda, tres ejes muy visibles y mediáticos y donde efectivamente el lopezobradorismo ha dejado cuentas pendientes al próximo gobierno. Lo que no dice la oposición es que fue precisamente a causa de su intransigencia parlamentaria y a su caracterización política del morenismo como: dictadura, autoritarismo, presidencia militarizada, etc., lo que impidió avances sustanciales en seguridad pública y reforma judicial. Lo que no dice la oposición es qué en materia de combate político, no solo la oposición fracasó, sino que fue vencida y evidenciada como inútil e inepta a los ojos de 36 millones de votantes que manifestaron su preferencia con las acciones de gobierno del obradorismo, 20 millones de votos más que toda la oposición junta.
Fue necesario arrastrar y llevarse de calle a la oposición en las elecciones del 2 de junio de 2024 para fortalecer al morenismo en las cámaras del Congreso de la Unión, en los estados y en casi todo el territorio nacional para dejarles claro que lo que viene es efectivamente un cambio de régimen.
López Obrador sentó las bases de ese cambio de régimen, es decir, de un nuevo diseño institucional emanado de una nueva correlación de fuerzas político-electorales: mayoría de Morena en las cámaras, programas sociales constitucionales, elevación del salario mínimo, incremento considerable del registro de trabajadores en el IMSS, estrategia de rehabilitación de zonas económicas, con apoyo de empresarios nacionalistas, reactivación del consumo interno, incremento de las ventas al menudeo y de las pequeñas empresas, fortalecimiento de los instrumentos del estado para el control de los recursos estratégicos, fortalecimiento del peso frente al dólar, y el punto de mayor inversión extranjera en nuestro país, aproximadamente 36,000 millones de dólares en 2023.
Nadie en su sano juicio niega la necesidad de mejorar la seguridad pública, nadie niega la importancia de fortalecer el sistema de salud y educación pública y nadie niega, incluso la oposición en su conjunto, estuvieron de acuerdo, en la necesidad de reformar el poder judicial.
Con las reformas recientemente aprobadas, en vez de caracterizarlas como caprichos, ocurrencias, locuras, venganzas, la oposición tiene la oportunidad de incrustarse en el debate, en el diseño de las leyes reglamentarias para mejorar las estrategias convertidas en políticas públicas.
En su pequeñez parlamentaria, ahora denuncian falta de dialogo, falta de atención a los problemas, falta de sensibilidad para reconocer a la minoría, etc. Y han decidido victimizarse para presentarse como partidos y grupos que están siendo avasallados, extorsionados, amenazados, cooptados y/o comprados por el gobierno federal.
Claudia Sheinbaum abrirá el 1 de octubre, es decir, mañana, como la primera presidenta electa de México, y tendrá dentro de sus compromisos centrales darle continuidad al proyecto político del López Obradorismo, tomar las riendas del gobierno, contener o enfrentarse a los poderes facticos, rearticular una nueva etapa de diálogo con la oposición y mantener la vigencia, la aceptación y la hegemonía de la 4T en el poder.
Termina un ciclo, inicia otro, lo que viene sigue siendo incertidumbre, esperemos, como millones de mexicanos que se siga persiguiendo los objetivos más nobles del progresismo mexicano.
