Edgard González Suárez
El Frente Cívico Nacional que encabeza Guadalupe Acosta Naranjo, la denominada “Marea Rosa”, un movimiento de membretes ciudadanos financiados por Claudio X. González y algunos afiliados al Partido Acción Nacional, parecen haber fracasado en su intento por consolidar un polo no partidario, ciudadano, capaz de generar en el Instituto Nacional Electoral una respuesta favorable a su demanda concreta de no otorgar la mayoría calificada a los partidos ganadores de las pasadas elecciones de junio de este año.
Convocados por sus dirigentes más visibles la protesta y demanda no logró convocar ni a mil personas que se congregaron en los espacios aledaños al INE para presionar a los consejeros del Instituto y negar la mayoría calificada a la coalición de partidos encabezada por MORENA.
Cuestionar la legitimidad de la elección del 2 de junio parece haber sido la ruta que definieron los partidos opositores, por lo menos en eso insistió la excandidata fallida de la coalición opositora, y evitar la llamada sobre representación de la coalición ganadora, propuesta de Leonardo Valdés, esos fueron los ejes de su fallida protesta. Las proyecciones de expertos, exconsejeros, diputados, intelectuales y el gobierno federal consideran que la coalición ganadora llegará a los 373 diputados en la cámara. Bajo los acuerdos del propio INE signados desde diciembre de 2023, cuando aún no se tenía ni idea, de las coaliciones, ni de los candidatos por distrito, ni listas plrurinominales.
El debate ha llevado ya varias semanas, pero el INE apenas la semana pasada rechazó las impugnaciones electorales de los partidos opositores al régimen y se prepara a entregar la constancia de mayoría a Claudia Sheinbaum, reconociendo los números finales de las elecciones federal presidenciales y distritales en su conjunto. Con ello, a más tardar el 23 agosto, el propio INE dará conocer los números y asignación de diputados plurinominales y cerrar definitivamente este capitulo antes de la toma de protesta de la nueva presidenta del país.
Por eso mismo, considero que la manifestación del Frente Cívico, Marea Rosa y otros membretes fracasaron y fracasarán en su intento por desviar la trayectoria de decisiones político-electorales del país, tanto del Consejo General del INE como del Tribunal Electoral.
Leonardo Valdés, exconsejero presidente del antiguo IFE, y orador principal en la concentración, consideró que la sobre representación de una fuerza política implica una distorsión de la voluntad de los ciudadanos, y Xóchitl Gálvez -quien llegó tarde- intentó, con esos discursos confusos y contradictorios, que ahora le conocemos, intentó deslegitimar el triunfo de Claudia Sheinbaum, cuando el mismo 2 de junio ella reconoció el triunfo de la ex jefa de gobierno, y reconoció implícitamente los cerca de 20 millones de votos de diferencia. Ambos argumentos, como vemos, son fallidos e inconsistentes, políticamente parciales y jurídicamente improcedentes.
La coalición opositora no se presentó, el PRI le hizo vacío a la concentración, no se vieron figuras relevantes del PAN en el acto, y las dos figuras mas desgastadas de ese grupo de presión (Acosta Naranjo y Claudio X. González) intentaron dar entrevistas para consolidar la idea que intentan imponer al INE.
Con mil simpatizantes dispersos en la avenida Tlalpan, que comparten esas ideas y que desconocen el sistema político electoral del país, pretenden presionar al INE e imponer su criterio sobre la voluntad de 36 millones de votantes de la coalición ganadora. Todo parece, que una nube gris y atormentada se cierne sobre las menguadas fuerzas opositoras, y el fracaso de su estrategia postelectoral parece inevitable. El jueves 15 de agosto habrá presidenta electa, y antes del viernes 23 sabremos la integración de la composición plurinominal y general del congreso federal.