Por Edgard González Suárez
La 4T es un proyecto de construcción política y de transformación de algunas de las bases estructurales del país, que requiere del concurso de varios ingredientes, entre ellos un ejercicio sin retorcimientos del poder y una consolidación de la hegemonía en todo el país. Un ejercicio sin retorcimientos implica al hecho de actuar y ejecutar con destreza y habilidad los instrumentos del poder: Gobierno, legislatura, Medios de Comunicación, proceso electoral, imagen pública, programa de gobierno, poder judicial, etc.
Tomar el control de la sucesión y llegar con la mayor fuerza posible a la elección del 2024 no podrá apoyarse sólo en la imagen pública del López Obrador, qué si bien ha realizado un ejercicio administrativo y gubernamental más que aceptable, y un programa de gobierno que se ve como rupturista con el pasado y los regímenes anteriores. No obstante, ello, lo que exige la circunstancia actual, es la construcción de la imagen y personalidad política y el liderazgo de masas de Claudia Sheinbaum, a la que no pocos destacan su falta de carisma, aunque le reconocen su consistencia académica y sus capacidades administrativas.
La 4T requiere mejorar su discurso social, enfocar su discurso en los temas medulares del quehacer gubernamental, reconocer los dolores sociales y ofrecer alternativas sólidas y viables. Insisto, desde mi punto de vista, es urgente y necesario, pasar de una estrategia de articulación de fuerzas, qué en el escenario nacional, se ven solo como coyunturales, electorales, a un verdadero ejercicio de la hegemonía. Es decir, una propuesta de amplio consenso social que dirija las acciones del gobierno en los próximos 6 o 12 años.
Claudia Sheinbaum tiene la oportunidad de ofrecer, más allá del carisma de un líder, a veces necesario, pero no siempre central. Lo central en la construcción hegemónica no es la fuerza, sino el consenso, y el consenso básico se da y se estructura dentro del proyecto que pretende dejar atrás el pasado, y para eso, hay que detectar que hacia adentro del proyecto transformador hay sectores, grupos o clases que siempre es importante sumar al consenso político. La animadversión de ciertos sectores hacia la 4T puede deberse a ciertas distancias ideológicas, sectores a los cuales no se les va a convencer, en otros casos, a rechazos al ejercicio presupuestal, y otros más, al desconocimiento y desinformación propagandística. La fuerza del éxito electoral y hegemónico de la 4T obliga a aparecer hacia afuera, en la abierta y franca competencia con los adversarios, no solo unidos bajo el consenso hegemónico, sino con un consenso hegemónico ampliado, extendido por todo el territorio nacional y, hasta donde sea posible, hacia todas las clases y grupos sociales.
Las derechas adversarias se encuentran desarticuladas, sin proyecto y sin programa, sin liderazgos y sin personalidades, solo tienen patrocinadores. Las encuestas muestran a una derecha carente de sentido, sin creatividad, sin ofrecer ilusiones de ningún tipo. Por ello observo, ya lo he comentado antes, esa necesaria construcción hegemónica, hace falta claridad y nitidez no sólo en el diagnóstico, en los síntomas, en la identificación de las carencias sociales. Hace falta, negociación, mucha negociación, reformar el poder judicial, el sector eléctrico o las leyes electorales deben ser resultado de una negociación y una verdadera articulación hegemónica , no puede ser resultado solo de la fuerza, ni siquiera de la fuerza numérica, hay que dejar en los márgenes estrechos de la inconformidad y la resistencia, a los menos, a los grupúsculos y a las entidades que no serán convencidas nunca, pero que deben legitimar las acciones por habérseles tomado en cuenta, escuchado y resistido. Claudia Sheinbaum será, muy seguramente, la próxima presidenta de este país. Es estratégico, para la 4ª Transformación, pero, sobre todo, para su gobierno y administración, que se percate de que para prevalecer en el gobierno y ejercer el poder, es necesario un acuerdo profundo, radical, con las bases militantes, con las clases mayoritarias, con los sectores populares y con los sectores que dinamizan la economía, por un proyecto accesible y creíble para todos.