Edgard González Suárez
Hace una semana se llevaron a cabo las elecciones internas en Morena que dejan varios puntos de reflexión. La elección calificada por unos como histórica y otros como fraudulenta dejó un sabor de boca encontrado, para unos, los excluidos y derrotados, un sabor amargo, y para los incluidos y ahora miembros de las estructuras básicas del partido, un sabor dulce y satisfactorio.
Se realizaron 300 asambleas distritales con el único propósito de elegir coordinadores distritales del partido, y delegados al consejo estatal y nacional de MORENA. De esta manera, la elección interna de este partido se considera, en los hechos, una elección fundacional. Es decir, con este evento, se crearán por primera vez, estructuras básicas del partido a nivel nacional: Coordinadores distritales, delegados estatales y nacionales, Consejo estatal y nacional, Comités Directivos Estatales, y desde luego, el Comité Ejecutivo Nacional de MORENA.
Con este objetivo en la mira, el de fundar las estructuras básicas y legitimas del partido se realizó dicha elección qué, sin embargo, no estuvo exenta de acusaciones, señalamientos, conatos de violencia. De hecho, según Alejandro Díaz Durán se han presentado 477 impugnaciones ante el Tribunal Electoral de la federación y también se hicieron llegar a la Comisión de Honestidad y justicia del partido.
Primera reflexión, el partido está intentando fundarse, y para eso convocó a sus agremiados, afiliados y militancia probada. No era una convocatoria abierta a la ciudadanía. Para poder participar tenías que estar registrado o afiliado en las listas del partido. Condición que provocó dos problemas, impugnaciones de quienes querían participar, pero no estaban afiliados, y, por lo tanto, sus nombres no aparecían en el padrón interno del partido, y la intención de los más vivos de registrar, en ese momento, a todo aquel que lo estuviera solicitando. Esto de entrada empezó a generar una gran tensión en los centros de votación asignados.
Morena convocó a los suyos, y ya desde ahí se generó una gran tensión y polémica, por las constantes denuncias de manipulación del padrón de afiliados. Así, el comité organizador del evento, pudo desde la cúpula rasurar a quienes considera adversarios del presidente, enemigos de la 4T, traidores a la nación, o simplemente enemigos ideológicos del proyecto político de MORENA.
Segunda reflexión. La intención del partido y del presidente de la república es llegar al 2023 con un partido sembrado nacionalmente, con una estructura política legitimada en cada entidad federativa, estructura que permita la cohesión y la unidad de sus integrantes, para ganar las elecciones del 2023 (Coahuila y Estado de México) y por supuesto para la elección presidencial del 2024.
Es decir, si la decisión política fue dejar fuera a los adversarios, arribistas, trepadores, enemigos o cualquier mote adscrito para los recién llegados o a ciertos grupos, en su fundación, MORENA estaría privilegiando el control político por encima del debate o la representación plural dentro del propio partido. Lo prioritario es ganar las elecciones y mantener el control político de ese instituto, para ello, se dejó en los gobernadores, diputados y senadores afines o cercanos a López obrador el llevar a cabo esa tarea tan delicada. De ahí que se hayan presentado toda clase de tropelías, infracciones, movilizaciones, acarreos, etc. Lo fundamental era mantener el control, no el equilibrio, no la representación social.
Tercera reflexión. Las impugnaciones, tengo la impresión de que serán desechadas, quizá, haya lugar a una u otra, donde se pueda demostrar flagrancia en la infracción. Pero todos sabemos lo difícil que suele ser esto, aún habiendo pruebas o elementos documentales. La Comisión Nacional de Honestidad y Justicia es un órgano nacional del Movimiento de Regeneración Nacional, dominado por el ala más izquierdista del partido y sus resoluciones suelen adoptarse privilegiando la visión integral y de fortalecimiento del movimiento. Y en el tribunal federal, si bien podría abrirse una coyuntura para afectar o sancionar al partido, tampoco habría en la propia ley nada que obligara a repetir la elección.
Por lo cual, la elección de los órganos internos del partido es un hecho consumado, y lo que viene es consolidar los comités distritales y estatales y fortalecer la línea política del presidente dentro del consejo nacional de MORENA.
