Angeli Rose Gómez, una madre que se enfrentó a la Policía en Uvalde (Texas) y arriesgó su vida para rescatar a sus hijos del tiroteo en la Escuela Primaria Robb, dice a Efe que las autoridades “le fallaron” a las 21 víctimas y denuncia que ha sufrido “acoso” por parte de agentes policiales.
El pasado 24 de mayo Gómez se encontraba trabajando en el campo recolectando cebolla como todos los días cuando le avisaron que en la escuela de sus hijos, de 8 y 9 años, había un tiroteo.
“Mi madre me llamó y me dijo ‘Están disparando aquí en la Escuela Robb. No sé dónde está el tirador pero hay disparos. Tienes que venir'”, señala.
No recuerda cómo pero asegura que atravesó corriendo los sembradíos y condujo su auto a más de 100 millas (160 kilómetros) por hora hasta la entrada de la escuela en Uvalde.
“De inmediato los policías que estaban ahí se acercaron y me dijeron que no podía estacionarme en ese lugar, por lo que les respondí ‘¿Por qué están hablando aquí conmigo, por qué no están entrando a la escuela, qué están haciendo para salvar a los niños?'”, recuerda.
En vez de responderle, los agentes la esposaron y le dijeron que no la soltarían hasta que se calmara.
“Sabía que la única manera de que me soltaran era diciéndoles que iba a cooperar, y me soltaron tres o cinco minutos después”, dice.
Ella sólo podía pensar en la seguridad de sus hijos. Cuando se vio libre de las esposas y, en medio de la confusión, vio una puerta de la escuela abierta y entró corriendo hasta el salón de uno de sus hijos, y junto con el maestro logró sacar a todo el grupo.
Angeli Rose Gómez, una madre que se enfrentó a la Policía en Uvalde (Texas) y arriesgó su vida para rescatar a sus hijos del tiroteo en la Escuela Primaria Robb, dice a Efe que las autoridades “le fallaron” a las 21 víctimas y denuncia que ha sufrido “acoso” por parte de agentes policiales.
El pasado 24 de mayo Gómez se encontraba trabajando en el campo recolectando cebolla como todos los días cuando le avisaron que en la escuela de sus hijos, de 8 y 9 años, había un tiroteo.por TaboolaEnlaces PatrocinadosTe puede gustarCalcule cuánto podría ganar invirtiendo $200 en Amazon y otras acciones en crecimientoEmpresario-CapitalistaAprenda cómo comenzar a invertir en Criptomonedas en 3 sencillos pasos.TradeoUna inversión en Amazon podría darte un salario extraAdvertisin Genius
“Mi madre me llamó y me dijo ‘Están disparando aquí en la Escuela Robb. No sé dónde está el tirador pero hay disparos. Tienes que venir'”, señala.
No recuerda cómo pero asegura que atravesó corriendo los sembradíos y condujo su auto a más de 100 millas (160 kilómetros) por hora hasta la entrada de la escuela en Uvalde.
“De inmediato los policías que estaban ahí se acercaron y me dijeron que no podía estacionarme en ese lugar, por lo que les respondí ‘¿Por qué están hablando aquí conmigo, por qué no están entrando a la escuela, qué están haciendo para salvar a los niños?'”, recuerda.
En vez de responderle, los agentes la esposaron y le dijeron que no la soltarían hasta que se calmara.
“Sabía que la única manera de que me soltaran era diciéndoles que iba a cooperar, y me soltaron tres o cinco minutos después”, dice.
Ella sólo podía pensar en la seguridad de sus hijos. Cuando se vio libre de las esposas y, en medio de la confusión, vio una puerta de la escuela abierta y entró corriendo hasta el salón de uno de sus hijos, y junto con el maestro logró sacar a todo el grupo.Tiroteo en Texas. Niña se cubrió con la sangre de una amiga y fingió estar muerta
“Después regresé y llegué hasta el salón de mi segundo hijo. La maestra al principio no quería abrirme la puerta y la policía trató de sacarme, pero les dije que no me iría si no evacuaban también a todo el salón, y fue cuando comenzaron a sacarlos”, relata.
Todo esto ocurrió durante la incursión armada de Salvador Ramos, de 18 años, quien mató a tiros a 19 niños y dos maestras, e hirió a otras 17 personas.
“Nos fallaron; la policía nos falló a todos”, sostiene.
Asegura que una vez que sus hijos estuvieron fuera, ella permaneció en el lugar buscando saber de una sobrina, y atestiguó cómo otros padres suplicaban de rodillas a los policías que entraran a salvar a sus hijos.
“A unos padres al igual que a mí los amenazaron con esposarlos, a otro con echarle gas pimienta. Nos trataban como si fuéramos los tiradores, los criminales, mientras que al verdadero asesino no le hicieron nada”, narra.
Está convencida de que se hubieran salvado vidas si los agentes hubieran entrado rápido.
Fuente: ViveUSA