Mtro. Edgard González Suárez
Ulises Ruiz, el exgobernador de Oaxaca, la semana pasada, organizó un plantón y cercó las entradas a la sede nacional del PRI, y demandó la salida de Alejandro Moreno Cárdenas, actual Presidente del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido; por considerar que el gobernador con licencia de Campeche mantiene a una gavilla de representantes espurios al frente de los comités estatales, haber perdido la oportunidad de reivindicar el programa político de esa organización, colocar a toda su parentela y la de sus aliados en todas las diputaciones federales y plurinominales, y haber entregado las peores resultados electorales en la historia de tricolor.
A lo largo de toda la semana anterior, Ulises Ruiz, ha dado toda clase de entrevistas, a todo tipo de medios de comunicación y ha sostenido que tiene pruebas de los desvíos de fondos tanto de Alejandro Moreno, como gobernador de Campeche, y de Rubén Moreira, como ex gobernador de Coahuila.
Los ataques furibundos de Ulises Ruiz dan precisamente bajo la línea de flotación, de un barquito a la deriva, que, por ahora, solo tendrá entre 70 o 75 diputados federales, qué, dicho sea de paso, no representan la fuerza de ese partido, como en otras épocas, pero que tampoco son nada despreciables. Además, creo yo, que la experiencia política de los priístas, sabrán sacarle provecho y redito electoral. Sin embargo, bajo el análisis de Ulises Ruiz, la composición de esa diputación, los hace vulnerables, ineficientes, y sumisos a los designios del Poder Ejecutivo, es decir, de López Obrador; ya que todos ellos, o son inexpertos, u obedecen a intereses familiares o tienen verdaderos boquetes financieros en encargos o administraciones pasadas.
Según los inconformes, buscan crear un movimiento de rescate nacional, logrando de inicio la expulsión de Enrique Peña Nieto y de todos los corruptos que aún habitan el partido, la salida de Alejandro Moreno, y de todos aquellos que se “han entregado a Morena”, y, por lo tanto, han traicionado al Partido.
Con un discurso democratizador y anti-López Obrador, el exgobernador de Oaxaca, pretende derribar a “Alito”, y redireccionar la política nacional del Partido Revolucionario Institucional.
Por su parte, “Alito”, se ha defendido, ciertamente no de la manera más inteligente, al parecer provocó un enfrentamiento en las afueras de la sede nacional del PRI, pero ha respondido de una manera igual de furibunda. Acuso recibo de los ataques discursivos de Ruiz, y desencadenó otra ofensiva en contra de la movilización y responsabilizó directamente a Ulises Ruiz del saldo de lesionados, golpeados y un baleado en el susodicho enfrentamiento. Recetándole una retahíla de calificativos del más alto nivel del repertorio priísta, le llamó: cínico, delincuente, traidor, agresor, lacayo, infiltrado, mitómano, violento, represor, esquirol, rufián, porro, asesino, entre otros.
¿Qué hay detrás de estos discursos?
- Detrás de esta movilización, encabezada por Ulises Ruiz, está la conformación de una corriente liberal, autoritaria, distanciada ideológicamente de López Obrador, pero también de los cuadros más conspicuos del neoliberalismo peña nietista. Buscan una refundación del Partido, la reestructuración de los estatutos, promoviendo algunas formas democráticas (por lo menos en el discurso), y que está sumando adeptos, de los cuadros menos experimentados y que añoran al otrora partidazo, y que tienen el objetivo de arrebatárselo a la actual dirigencia.
- Detrás del Comité Ejecutivo Nacional, quedaron los cuadros que los neoliberales dejaron como base de apoyo para supervisar la no acción jurídica del Gobierno Federal en contra de los cuadros señalados como los más corruptos de ese partido (Javier Duarte, César Duarte, Borge, Videgaray, los hermanos Moreira, José Murat, entre otros).
- La disputa por supuesto es por el Partido, y pretende abrir el Partido que se le entregó a “Alito”, para administrar la transición de régimen, revitalizar la estructura del PRI a nivel nacional y mejorar los números electorales, para en su momento negociar con el régimen bajo una nueva correlación de fuerzas.
