La irresponsabilidad y la indiferencia juntas crean una fórmula letal que puede acarrear consecuencias irreversibles para todos como sociedad. Tal es el caso con lo que está sucediendo con los diversos incendios forestales que se han dado en las últimas semanas en todo el país, en especial han sido catastróficos los del norte.
Con información de la SEDENA, El Universal y ADN 40, desde la noche del pasado 23 de marzo, una serie de incendios en los alrededores de Santiago, Nuevo León, han sido avivados por las fuertes rachas de viento que han azotado la zona.
Se ha confirmado que las autoridades han evacuado a la población aledaña de siete comunidades, luego de que más de 8 mil hectáreas quedaran consumidas por las llamas.
Los esfuerzos por controlar los cinco siniestros registrados, que incluyen a tropas de la zona militar 7 del ejército mexicano, se mantienen activos aún con los terrenos accidentados de difícil acceso y la prevención de condiciones peores en las próximas horas.
Comenta el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, que en este momento las autoridades tienen tres objetivos principales: Combate al incendio, evaluación de daños y control de zonas de riesgo. Rodríguez comunicó que se evacuaron aproximadamente 1,100 personas de 15 comunidades, debido a que el incendio en la Sierra de Santiago se propagó con rapidez debido a los fuertes vientos.
Fue este jueves 25 de marzo, que las autoridades informaron el origen del incendio forestal. Éste inició por el mal uso de una fogata en un asador de carne, que estaba en el exterior de una cabaña.
La irresponsabilidad de la gente que dejó mal apagada la fogata para asar carne generó este infierno que está acabando con especies de árboles y plantas, así como está consumiendo a muchas especies de animales en la región. En lo económico, muchas familias están sufriendo por la pérdida de sus bienes y de su patrimonio, todo por la irresponsabilidad de no tener en cuenta que cualquier acto que realicemos, sea cual sea, tendrá una consecuencia: positiva, negativa o intrascendente. Como sociedad debemos exigir que se aplique todo el peso de la ley a estas personas inconscientes que provocaron este desastre natural.
Por otra parte, está la indiferencia de nuestras autoridades en torno a estos sucesos; ni una palabra al respecto. El presidente López Obrador está muy ocupado en tratar de hacernos creer a la ciudadanía la gran conspiración que, según él, están fraguando los consejeros del INE, en conjunto con sus “adversarios”, para impedirles que vuelvan a tener la mayoría en el Congreso. La política primero. Para él estos incendios forestales quedan en otro nivel de prioridad, total, son propios de la temporada de seca, ¿Qué se le puede hacer?
Consultamos a una fuente de la Secretaría de Marina y nos comentó que en estos casos, como el de los incendios forestales, con la declaratoria de emergencia, si las capacidades nacionales ya fueron rebasadas, lo que sigue es pedir el apoyo al exterior para atacar el problema, pero eso sería dar más leña a “los conservadores neoliberales de la mafia del poder que se niegan a aceptar la transformación”.
Para estas catástrofes naturales estaba el Fondo Nacional para desastres naturales (Fonden) que servía para aplicar recursos inmediatos a soluciones inmediatas, pero con la austeridad republicana de esta 4T, esos fideicomisos pasaron a formar parte de las miles de toneladas de concreto vertidas en la refinería de Dos Bocas o en están en los millones de pesos que pierde Pemex al día.
La naturaleza nos está pasando factura con el cambio climático que es una realidad y a nosotros nos vale sombrilla lo que pase. A esta fórmula letal que conforman la irresponsabilidad y la indiferencia, se le suma otro poderosísimo ingrediente que nos destroza como sociedad y como nación en su conjunto: la indolencia. No nos duele lo que pasa en general; estamos mal. Abramos los ojos y reflexionemos, porque de lo contrario, vamos a tener mucho que lamentar.
Jorge Luis Malpica.
