“Ahora puedo decir que es maravilloso para México estar cerca de Dios y no tan lejos de los Estados Unidos”. Esta fue la alocución manifestada por el presidente López Obrador en su intercambio bilateral virtual con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, la cual marcó un tinte interesante en las posturas de la agenda de ambas naciones.
Independiente de la sonrisa que le sacó a Biden esta frase revolcada de su autor original, Porfirio Díaz, quien dijo “Pobre México, ante lejos de Dios y tan cerca de Los Estados Unidos” la carga significativa que conlleva en su expresión dice mucho de lo que espera el presidente de México de la relación con su poderoso vecino del norte.
Recordemos que las palabras por si mismas tienen un peso y un valor específico; una sola frase puede contener cualquier cantidad de significados que abren la puerta a la interpretación infinita de quienes la reciben. Si no como olvidar el tan analizado “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí ” de Tito Monterroso, considerado el cuento más corto de la literatura universal, al que se le han dado infinidad de interpretaciones.
Por este hecho, Pierre Bourdieu, considerado uno de los filósofos y lingüistas más importantes del siglo XX, en su libro“¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos”, propone considerar la lengua como un mercado lingüístico, en el que las palabras no se producen en el vacío, sino que se amoldan en discursos que se van posicionando según la estructura social a la que llegan.
Directamente no sabemos si el presidente López Obrador sabrá quien es Pierre Bourdieu y lo que plantea. Lo que sí sabemos es que maneja magistralmente este mercado lingüístico que propone el filósofo. Por ello es que llama la atención la alocución antes mencionada.
En el “Estamos cerca Dios” se puede traducir que el mensaje que le envía a los norteamericanos es que nosotros estamos muy bien, nuestra economía va requetebien, nuestra transformación avanza… Por ende, “Estamos cerca de Dios.” No piensen que necesitamos tanto de ustedes.
Ahora, en el significado entreverado de “El no tan lejos” se puede leer, por una parte, que marca la suficiente distancia en el término “lejos” para que no haya intromisión de los Estados Unidos en los temas nacionales: llámese económicos, llámese energéticos, y mucho menos, intromisión en los temas ideológicos.
Sin embargo, el “No tan lejos” también se puede interpretar en que es muy bueno tener la suficiente cercanía con nuestros “amigos” para que le sigan dando chamba a nuestros connacionales, por ejemplo. Las remesas en este último mes crecieron en más de 3 mil millones de dólares; incluso hasta un Programa Bracero propuso el presidente mexicano. Petición denegada.
Otra lectura en el “Que bueno que no están tan lejos” puede ser el que nos puedan regalar algunas vacunas contra el Covid que les sobren, ¡Estamos tan cerca! ¿Qué les cuesta? Acá en México se nos ha puesto difícil conseguirlas. Petición denegada también.
Como podemos ver, la alocución puede tener una gran carga significativa que trate de mandar estos posibles mensajes al gobierno norteamericano. Ahí están, seguramente fueron decodificados, serán analizados en su momento. Pero ahora, en los hechos y en el resultado de la reunión bilateral, el presidente Biden marcó agenda, definió qué va a ser primordial para su país. El va a definir qué tan lejos o qué tan cerca estamos de ellos y también de Dios.
Jorge Luis Malpica Ortiz
