Como era de esperarse, la Cámara de Diputados y Diputadas aprobó este martes, en lo general, la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Fue aprobado por 304 votos a favor, 179 en contra y 4 abstenciones. Ahora se va al Senado de la República donde seguramente va a pasar sin mucho problema.
Ante este escenario, habríamos de preguntarnos, ¿Qué implicaciones tiene esta reforma para todos nosotros?, Bernardo Antúnez Fierro, analista financiero y colaborador de Nvnoticias.mx, nos hizo todo un análisis de esta reforma con sus diversas implicaciones. De entrada, nos dice que esta reforma a la Ley de la Industria Eléctrica a grandes rasgos implica tres cambios: el primero es que la electricidad que va a requerir el mercado eléctrico deberá ser tomada de la generación de las plantas hidroeléctricas (entendiendo que no hay ninguna privada, solo son de CFE, o en algún mecanismo del gobierno). El segundo cambio es que la CFE genere su propia energía basada en su mayoría en tecnología obsoleta y muy contaminante, consistente en Generadores de Combustóleo y carbón.
Posteriormente queda la generación eólica y solar, y por último está la generación de las terminales de gas eficientes, ya sea de ciclo combinado o altamente eficiente.
Con esto, aduce Bernardo Antúnez, se deja fuera a la industria que genera con el costo más bajo que son las de gas de ciclo combinado, las cuales pueden generar hasta en .35 centavos por Kw/H.
Esta reforma también pretende modificar la celebración de contratos de cobertura eléctrica (no queda muy claro por quién se van a ejecutar, si por la Comisión Reguladora de Energía CRE, si por el Sistema Eléctrico Nacional o por la CFE), todo esto con la finalidad de presionar para bajar los precios y así apretar a la iniciativa privada que ya participa en el mercado de la generación de electricidad en nuestro país.
La misma reforma propone que la CRE pueda revocar permisos, tanto porque hubo malas prácticas o corrupción, o porque la CRE considere anomalías en todos los permisos de autoabasto. Todo esto significa que vamos a tener electricidad más cara, porque la CFE no tiene la tecnología de punta tanto Eólica como de gas de ciclocombinado, y sí cuenta con la producción más sucia que es la sustentada en combustóleo y carbón.
Esto genera una gran incertidumbre jurídica para las inversiones en la generación de electricidad, además de crear una mayor desconfianza a nivel internacional sobre la viabilidad de invertir en México.
Otro aspecto negativo, dice Bernardo, es que no es una reforma constitucional, se contrapone con el TMEC, lo cual va a ocasionar que se antepongan una lluvia de amparos por parte de las empresas que ya tienen firmados contratos de generación de energía.
Va a ser muy probable que vengan en camino controversias constitucionales porque se contrapone con la decisión de la Corte de la política energética y la opinión de la Comisión Federal de Competencia la COFECE. La viabilidad de esta reforma en su momento va a quedar en manos, o de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que la declare inconstitucional como lo hizo con el decreto Nahle, o de la presión que pueda hacer el mismo presidente de Los Estados Unidos, Joe Biden, para defender el cambio climático y los intereses económicos de las empresas estadounidenses.
Jorge Luis Malpica Ortiz
