Mtro. Edgard González Suárez.
La selección, elección y designación de candidatos para contender en el proceso electoral de junio próximo ha generado, por un lado, un sismo interno en Morena, partido en el Gobierno, pero también una provocación y un pretexto de la oposición, quienes esperan aprovechar las tensiones internas en el Partido del Presidente, además de hacer propaganda con su teoría mediática de los candidatos “impresentables”, ciertamente una idea no tan vaga, pero muy artificial para abollar desde ahora la carrocería 2021 de la 4T.
La dirigencia nacional de Morena, es decir, Marcelo Ebrard, ha generado un cuadro de amplio espectro para las alianzas morenistas y la contienda por el Congreso en este año. Ebrard se comprometió a ganar el Congreso en 2021, y dicho diapasón electoral, incluye a expanistas, expriístas, incluso experredistas, y casi todo ex, ex futbolistas, ex artistas, ex cantantes, etc., Si representa una oportunidad para ganar en el distrito correspondiente puede hacer una cita con Mario Delgado y ser tomado en cuenta, incluso salir victorioso de la “supuesta contienda interna” en MORENA.
Pero no solo en Morena se cuecen habas, las tensiones internas, incluye sillazos, golpes y heridos, como en las elecciones panistas para elegir candidato al municipio de Veracruz, son la constante en todos los partidos. Y México libre, incluso Vicente Fox han tendido un cerco a Marko Cortés, dirigente nacional del PAN para ceder importantes cuotas a las diputaciones distritales y plurinominales. En el caso del PAN, ex secretarios de estado, exgobernadores, incluso expresidentes, reclaman cuotas, y amenazan desplazar a la militancia partidista.
Ante la pugna y el intento del PAN de constituirse en una mayoría en la Cámara de Diputados. Se han generado dos situaciones: por un lado, una masiva efervescencia interna en Morena por representar el proyecto de triunfo más viable en la mayoría de los distritos y de las Gubernaturas, y por otro lado, una efervescencia interna, de la derecha ideológica más recalcitrante, que quiere poner un dique cuanto antes a la cuarta transformación. Lo que intenta la oposición panista no es solo mantenerse como fuerza opositora, sino como la primera fuerza opositora en el Congreso ante el proyecto reformador de Andrés Manuel Lopez Obrador.
En realidad, las dos líneas estratégicas están por demás bien definidas, vamos a ver cual resulta ser la más exitosa desde el punto de vista electoral.
En la ignominia ha quedado, para la sátira y la burla, el llamado proyecto opositor, la unidad opositora, o la “Alianza Va por México” que supuestamente conformarían PAN-PRI y PRD, que como ha quedado demostrado ha dejado para la alianza las sobras que deje la contienda interna en el Partido Acción Nacional.
Como en toda elección intermedia la planeación es meramente práctica, ganar la mayoría de los distritos, constituirse en fuerza mayoritaria en el Congreso.
Vamos a ver a quien le salen mejor las cuentas al final de la jornada electoral.
