El caos se desató en Nairobi y otras ciudades de Kenia cuando la Policía reprimió con gases lacrimógenos y disparó contra los manifestantes que conmemoraban el ‘Día de Saba Saba’ donde recuerda la lucha por la democracia multipartidista en el país, en una jornada en la que murieron al menos 11 personas y 567 fueron detenidas.
La capital keniana tuvo un fuerte despliegue de seguridad y, desde primera hora, controles y cercos policiales impedían el acceso al centro, permitiendo sólo el paso de vehículos oficiales y de emergencia.
También fueron acordonadas las carreteras que conducen a instalaciones clave del Gobierno, como la State House -sede de la Presidencia- y el Parlamento.
La tensión entre los manifestantes y la Policía se extendió más allá de la capital, hasta Mombasa (sureste), la segunda urbe del país, Eldoret (este) o Nyeri (centro), donde los agentes lanzaron gases lacrimógenos para dispersar a los jóvenes que salieron a las calles.
En un comunicado, el Servicio General de Policía cifró en 11 el número de muertos durante las manifestaciones; y en 63 los heridos, incluidos 52 agentes y 11 civiles.
También precisó que se practicaron 567 detenciones y que resultaron dañados diecinueve vehículos, 12 policiales, 3 gubernamentales y 4 civiles.
