El trajín al interior del Castillo de Chapultepec semeja un inmenso avispero. El rumor de las voces es indescifrable y el trajín incesante. Cientos, miles de personas recorren sobre todo sus áreas al aire libre, siendo las más socorridas el alcázar y las explanadas y balcones contiguos a las habitaciones que habitaron Maximiliano y Carlota en el Segundo Imperio Mexicano, cuyo mobiliario de época azora hasta a los más renuentes.
Ya habrá ocasión para las salas con la colección permanente, que, según personal de seguridad de la institución, tienen mucho más asistencia de la cotidiana, pero aún así es posible apreciar sin apresuramiento ni aglomeraciones los diversos documentos y piezas históricos.
Las cámaras de los teléfonos celulares no se dan abasto para captar la mejor imagen de ese patrimonio, menos aún para los interminables retratos y selfies que se hacen los paseantes aprovechando las vistas de la ciudad que ofrece el Cerro del Chapulín, así como la arquitectura de este recinto.
Es un día de fiesta este Sábado de Gloria en el Bosque de Chapultepec, epílogo de la Semana Santa y, para muchos, de los días de asueto. Infinidad de visitantes abarrotaron desde muy temprana hora éste que, en términos numerarios, simbólicos e históricos, es el principal punto de reunión y esparcimiento de la capital de la República y acaso del país.
Fuente: La Jornada
