A poco menos de un año de haberse posicionado en la mira de la Fiscalía General de la República (FGR) el anestesiólogo Gustavo Darwin “A” fue sentenciado luego de haberse declarado penalmente responsable de delitos contra la salud, en su modalidad de posesión de morfina, efedrina, fentanilo y delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) con fines de suministro.
Según las investigaciones y las declaraciones del médico, en 2023 pidió un cargamento de ampolletas de fentanilo a una farmacia de Guadalajara, Jalisco.
El paquete llegó al Puerto de Pichilingue, Baja California Sur y, posteriormente, fue entregado en la casa de Gustavo, en la colonia El Tezal de Cabo San Lucas.
Derivado de una orden de cateo, las autoridades federales inspeccionaron el domicilio y encontraron 27 ampolletas con fentanilo, una con morfina, tres con efedrina y un frasco con THC.
En un principio, Gustavo “A” dijo que contaba con un permiso de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) que avalaba la transacción, pero la FGR confirmó que no contaba con autorización para la posesión o resguardo de los medicamentos.
En este sentido, el Reglamento de Insumos para la Salud y la Ley General de Salud sostiene que el hecho de que exista autorización para su prescripción no significa que el autorizado pueda poseer estos fármacos.
Aunado a ello, la investigación permitió conocer que Gustavo Darwin ya había intentado tramitar su autorización para prescribir medicamentos que requieren recetario especial, como el fentanilo, lo cual fue rechazado por las autoridades sanitarias debido a que no se ha registrado desabasto del opioide en el estado.
Fuente: Infobae
