Por la noche del miércoles 25 de enero, el periodista Wael Al-Dahdouh transmitía imágenes de los bombardeos cuando recibió la noticia de que la casa donde estaba su familia había recibido un ataque. Momentos después, su entrada en el hospital Mártires de Al Aqsa fue grabada por la televisión, con el rostro estremecido por la tristeza mientras cargaba a un niño muerto:
“Se vengan de nosotros nuestros hijos”, dijo al arrodillarse, con su chaleco azul de prensa, sobre el pequeño cuerpo.
La casa en el campo de refugiados de Nuseirat, en la que él y su familia se habían refugiado tras obedecer la orden del ejército israelí de evacuar el norte de la franja de Gaza, había sido destruida por un misil que mató a su esposa, sus dos hijos, su nieto y otros familiares.
Al-Dahdouh es el jefe del buró en Gaza de la cadena de televisión Al Jazeera, cuyas actividades en Israel fueron prohibidas una semana antes por el gobierno de Binyamin Netanyahu, molesto con su cobertura sobre la tragedia humana provocada por los bombardeos y por el bloqueo de agua, alimentos, combustible y electricidad. Tahseen al Astal, subdirector del Sindicato de Periodistas Palestinos en Gaza, acusó:
El 31 de octubre, las muertes de Majed Kahsko e Imad Al-Wahidi, del canal Palestine TV, elevaron a 33 el número de reporteros caídos. El 1 de noviembre, se sumaron Iyad Matar, de Al-Aqsa TV, y Majd Fadl Arandas, del portal Al-Jamaheer. Y el día 2, Mohammed Abu Hatab, también de Palestine TV. Ya suman 36.
El Ejército israelí ha cegado la vida de 32 comunicadores, mientras que la milicia de Hamás ha asesinado a cuatro periodistas.
Fuente: El Universal
