Un zapato roto, una blusa rosa, una cartera rasguñada, un dibujo con trazos de niño, algunas joyas, una gorra con las siglas LA, un celular mordisqueado, una tarjeta del Club Calimax, un brassier grisáceo. Cada objeto cuenta una historia inconclusa, arrebatada mientras caminaba hacia un destino soñado.
La mayoría de las personas migrantes fallecieron ahogadas en los ríos, devoradas por los animales del desierto o vencidas por el calor extremo. Sus cuerpos descompuestos fueron encontrados semanas después, por lo que son prácticamente irreconocibles.
Las autoridades estadunidenses esperan que algún día alguien reconozca una pieza dental, un tatuaje, el crucifijo que llevaban el día que intentaron cruzar la frontera o la fotografía cuarteada que cargaban como único tesoros.
Las tierras donde se hallaron 93 por ciento de los cuerpos están en Arizona (458) y Texas (419), estados que forman parte de la principal ruta migratoria donde cada año mueren cientos de migrantes intentando cruzar a Estados Unidos. California (31) y Nuevo México (10) también aportan cadáveres a esta serie de terribles postales.
Las actas de defunción se dividen en dos: por un lado clasifican los cuerpos no identificados, es decir, aquellos que han quedado prácticamente irreconocibles y los cuerpos que simplemente no han sido reclamados.
Fuente: Mileniopp
