Por Jorge Luis Malpica Ortiz
Las dos últimas semanas hemos visto lo que son los cuatro líderes de los partidos políticos de oposición en México: unos Impresentables. En su mezquindad por ver primero por sus propios intereses en lugar de velar por los del bien común radica su pequeñez y su denuesto a toda la ciudadanía.
Marko Cortés, el dirigente nacional del PAN, empezó inventando métodos sumamente complicados para designar a sus candidatos, mostrándose parcial y sesgado en favor de Santiago Creel, su favorito, para hacer a un lado a Lilly Téllez, quien también aspira a ser la abanderada de este partido. Alejandro Moreno, Alito, dirigente nacional del PRI, levantó la mano para decir que él también quiere ser candidato a la presidencia. ¿Quién en su sano juicio podría votar por un personaje tan deleznable como Moreno, exhibido como corrupto, traidor y poco confiable?
Jesús Zambrano, dirigente nacional del PRD, prácticamente tiene la vitalidad política de una momia, ya que su partido a duras penas aspira a conservar su registro para las próximas elecciones, por ello su necesidad de someterse a las mezquindades y ocurrencias de los líderes panista y priísta para poder obtener votos que los mantengan con vida.
Dante Delgado, dirigente de Movimiento Ciudadano, con sus supuestos cálculos y estrategias sofisticadas que nadie entiende, piensa jugar solo para el 2024 con sólo un 5% de votación a nivel nacional; en su mente está la idea que son el gran partido emergente que va a poder sacar a Morena del gobierno. Lo único que está logrando es hacerle el caldo gordo al movimiento de López Obrador, entregándole al propio presidente una perla con este proceder. Esto deja en el ambiente la suspicacia si lo está haciendo a propósito para ayudar al presidente, o si en verdad piensa que solos podrán hacer algo trascendente para el próximo encuentro con las urnas. Sólo él lo puede saber.
Quien está saltando de gusto es el presidente López Obrador porque con estas manifestaciones que han hecho los líderes de la oposición, le están tendiendo la cama al presidente para que, sin ningún problema, su candidat@ se vuelva el próximo presidente o presidenta de México.
Lo peor del caso es que en estos momentos existen millones de mexicanos y mexicanas decepcionados del gobierno de Obrador, que votaron por el cambio que prometió precisamente hartos de toda la corrupción y podredumbre de gobiernos anteriores, principalmente el de Peña Nieto, pensando que sí iba a existir un cambio y se están dando cuenta que no es así, que incluso las cosas en muchos aspectos han ido peor.
Ahora todas estas personas decepcionadas están viendo con mayor decepción a los partidos políticos de oposición, puesto que no ven un halo de esperanza en alguno de los posibles candidatos o candidatas que puedan hacerle frente al movimiento obradorista. Por el contrario, lo que estamos viendo es que o no saben ni cómo conformarse, o ya de plano están entregando la presidencia con miras a ellos obtener interesantes posiciones políticas en los distintos puestos a jugar.
Dada esta circunstancia, queda palpable que el verdadero problema que tenemos, electoralmente hablando, es nuestro sistema político, ya que estamos atados a los propios partidos políticos. Todo ciudadano que quiera participar como candidato a un puesto de elección popular necesita de un partido político para poder ser competitivo y, en este caso, todos los partidos políticos están cerrando las opciones a muchos ciudadanos. Personajes que pudieran estar haciendo las cosas diferentes, con más frescura y liderazgo, pero no lo pueden hacer por la cerrazón de los partidos.
Para darle la batalla al movimiento del presidente se necesita eso: determinación, liderazgo, creatividad y carisma para seducir al electorado. Hasta el momento, no hay un solo líder o lideresa de oposición visible que pueda contender contra los tres o cuatro aspirantes de Morena. Realmente están perdidos estos líderes de la oposición, porque de plano, o no entienden que no entienden o no saben que no saben, la manera tan grosera como nos están perjudicando a todos los mexicanos. Algo tendremos que hacer como ciudadanía. Deplorable.
