Edgard González Suárez
En este preciso momento la lucha que definirá el proyecto político de país que dominara en los próximos 10 años se está danto, precisamente en la batalla de las elecciones del 2023, principalmente en la batalla por el Estado de México.
En este proceso, el PRI se juega la vida política y su viabilidad como partido. Pero no precisamente ganando el Estado de México, que desde luego, no lo dejará a merced, ni tan fácil a la 4T. La disputa es en serio, aunque haya indicios de que después del estado de México, y las elecciones en Coahuila vendrá una rearticulación de las fuerzas políticas y de las alianzas para ganar la elección presidencial de 2024.
En el terreno económico, la 4T viene imponiendo la agenda y el ritmo, pero sobre todo acertando en los objetivos y mostrando éxitos significativos a nivel nacional y con reconocimiento internacional. El control de la inflación, la fuerza del peso frente al dólar, el control del precio de las gasolinas, la llegada de inversiones extranjeras, la consolidación de las obras emblemáticas de infraestructura ofrecidas durante la campaña: el Tren Maya, el Aeropuerto Felipe Ángeles, la vía transístmica Coatzacoalcos-Salina Cruz, la refinería de dos bocas, la zona franca del norte del país, recuperación de centrales hidroeléctricas en el país, el tren inter-urbano México-Toluca y la autopista Oaxaca-Puerto escondido.
Respecto de esta Obra monumental la oposición no atina sino a cuestionar sus altos costos, el control del Gobierno sobre las licitaciones, la participación de los militares en algunas de ellas y la opacidad en el gasto corriente. Pero el Gobierno federal ha dado cuenta y respuesta puntual a esos señalamientos. Pero de las obras en sí mismas, no tiene nada que decir, ningún gobierno neoliberal pensó y ejecutó, tal cantidad de obras de desarrollo e infraestructura en México. El Gobierno de la 4T, por ese solo hecho ha dejado experiencia y memoria para las mayorías populares. Solo en la zona sur-sureste del país, la refinería dos bocas ha abierto 35 mil empleos, la vía transístmica, 25 mil empleos directos y el Tren maya, 114 mil empleos, solo en esos tres proyectos casi 180 mil empleos se han generado desde 2019 hasta la fecha.
En el plano internacional, es conocida y sobrada la experiencia y la política internacional del Estado Mexicano, se ha generado el mayor acuerdo comercial con los EEUU y Canadá, consolidando a México en su posición frente a sus socios comerciales. Han sido evidentes las tensiones y los roces políticos con los EEUU, nuestro país juega un papel central en los estados republicanos y cada vez que haya elecciones en ese país, las mismas cantaletas y ofensivas mediáticas sobrevendrán. Hasta ahora, la fuerza de la economía mexicana ha podido resistir los embates ideológicos de la derecha americana.
En el plano interno, la lucha entre las fuerzas desplazadas por el obradorismo, ligadas al neoliberalismo y a las oligarquías transnacionales, intentan articular un proyecto electoral que les permita competir por la presidencia de la república. En una primera fase formaron un bloque para resistir la embestida legislativa y “parar” el proyecto político de la 4T. El choque más significativo fue el escenificado alrededor del INE, creando un verdadero escenario para la desestabilización.
Sin embargo, a inicios de 2023, la correlación de fuerzas parece empezar a trastocarse, no solo porque la oposición eventualmente perdería la elección presidencial, no ha logrado consolidar a un personaje con suficiente atractivo y arrastre social, no tiene hasta ahora un proyecto estructurado que compita con el obradorismo, sus fuerzas están menguadas, el único partido con fuerza relativa es el PAN, quien se vende como “la” oposición y en los hechos desprecia a sus aliados. Y ahora, cada partido, antes aliado en un frente opositor, empieza a ver por su futuro como fuerza política. El PAN necesita, le urge que el candidato a la Presidencia de la republica sea de extracción panista, de línea neoliberal y ligado a la oligarquía desplazada. Ese partido no se concibe sin un candidato de su más entera y absoluta confianza. El PRI, se juega su futuro y viabilidad, le urge y necesita negociar espacios de poder dentro del estado para reinventarse, cosa, que por cierto, le sale muy bien, es el único partido, de los coaligados opositores que puede hacer de bisagra entre un Gobierno tentado a imponerse, y una derecha deshilachada, pero combativa, radical y multimillonaria. Me parece, que el PRD va rumbo a su extinción, intentará mantener una presencia formal del 4 0 5% del electorado y sumarse recalcitrantemente a la oposición legislativa del obradorismo. Finalmente, MC, movimiento ciudadano, parece darse cuenta que necesita incrementar su porcentaje en la elección, no ha podido pasar a los dos dígitos, si tiene la esperanza aún de fortalecer un polo opositor pero no ligado al desprestigio de panistas y priístas, requiere de un candidato con arrastre y competitivo.
La oposición no podrá encontrar la unificación, la nación no esta en peligro, son ellos quienes peligran como partidos y como instrumentos electorales. Aventuro, que cada uno peleará por lo suyo.