El comunicado lanzado el 21 de febrero desde el Departamento de Justicia de Estados Unidos fue demoledor: “Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García, ex funcionarios policiales mexicanos de alto rango que trabajaron para García Luna, siguen prófugos de las autoridades estadunidenses”.
A tres años de que las autoridades de ese país hicieran públicas las investigaciones contra el ex secretario de Seguridad, finalmente revelaron que los antiguos colaboradores de García Luna son buscados por cargos de colusión con el narcotráfico durante el sexenio del Felipe Calderón.
A pesar de esto, en México la suerte les ha sonreído a ambos personajes. Ramón Pequeño García se encuentra en libertad y presumiblemente con los bolsillos llenos, a pesar de que la DEA solicitó al gobierno mexicano una investigación en su contra; a través de recursos judiciales logró que le descongelaran sus cuentas bancarias.
En el caso de Luis Cárdenas Palomino, si bien se encuentra recluido en el penal federal de alta seguridad del Altiplano, su detención ocurrió por un proceso judicial que inició la FGR por casos de tortura contra miembros de las familias Vallarta y Estrada Granados, nada relacionado con la colusión con el narcotráfico.
Fuentes judiciales confirmaron que hasta el momento no existe una orden de extradición en su contra, por lo que Cárdenas Palomino está en espera de que se resuelva un amparo con el que pretende salir.
Fuente: Milenio
