Por Moisés Hernández Yoldi
La respuesta del gobierno a la marcha de la oposición en defensa del INE, es a través de una manifestación masiva donde muestra todo su poder.
El régimen sabe que en el único escenario y en el único lugar donde no puede perder ni cerdee ni un ápice es en las calles y en las plazas, esas por esencia, las asumen como suyas.
Es verdad, el país está dividido, roto, lo dividieron quienes hoy ostentan el poder y quienes buscan recuperar el poder.
Ambos grupos son responsables de la división social.
Tan torpe fue la reacción del régimen y sus aplaudidores de minimizar y descalificar la marcha de la oposición en defensa del INE, como torpe y absurdo es que ahora la oposición descalifique esta demostración de poder del régimen, argumentando que quienes acuden son acarreados.
El acarreo es una práctica común que forma parte de los usos y costumbres en la política de México.
Todos los partidos políticos lo hacen, todos; parte de la estructura de una organización política está diseñada y trabaja en tiempo y recursos (económicos y humanos) para administrar voluntades, controlar sectores y asegurar votos.
Fue durante el régimen priísta que el acarreo se convirtió en una especialidad, un ejercicio político para nutrir mítines, respaldar candidatos, mostrar músculo y afianzarse en el poder.
Una campaña política sin la práctica del acarreo que respalde a los voluntarios, simpatizantes y espontáneos es imposible.
Quienes se dedican a la política de manera profesional, es decir, que viven de ella, conocen las técnicas y estrategias para controlar colonias, distritos, sectores, poblados, regiones enteras para movilizar gente que para ellos son votos.
Ciertamente el acarreo es una práctica criticable, sobre todo cuando este ocurre como una coacción, cuando se utilizan recursos públicos o cuando se usa la estructura del Estado para realizar la moviiizacion.
Una marcha o manifestación política donde se moviliza a cientos de miles de personas, no pierde legitimidad ni fuerza por utilizar el acarreo, todo lo contrario, muestra la capacidad política para movilizar masas.
Lo que estamos viendo en la marcha de este domingo en CDMX es la muestra del poderío del actual régimen.
Quienes hoy gobiernan, saben y entienden que gobernar es movilizar, saben que su respaldo está en las calles y su fuerza está con ”el pueblo”.