La reforma electoral acentuó más la división existente entre los ciudadanos de México. En el marco de la conformación de un dictamen en la materia en la Cámara de Diputados, en el país surgieron dos grupos: quienes llaman a una transformación de 180 grados en el Instituto Nacional Electoral (INE) y quienes piden que no haya vulneraciones a ese órgano autónomo.
El primer frente lo encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, seguido de legisladores y dirigentes de Morena, PT y PVEM, gobernadores de esos partidos, secretarios de Estado y hasta la presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Rosario Piedra Ibarra.
Mientras que el segundo se integra por congresistas y líderes del PRI, PAN, PRD y MC, integrantes de la academia, de la iniciativa privada, organizaciones civiles y la Iglesia católica.
La confrontación ya derivó en solicitudes de renuncia, descalificaciones, convocatorias para manifestarse en las calles y hasta la petición de un paro nacional de actividades. Expertos consultados consideran que la división por la reforma electoral pone en riesgo la gobernabilidad y la estabilidad del país.
“Este pleito es un reflejo de la división que ya existe, el tema electoral es polémico y por eso se intensifica esa división.
“El INE ha sido el eje de la democratización y muchos sectores quieren defenderlo, no quieren que se modifique ni que se subordine al gobierno, entonces sí es un tema de confrontación que sin duda pone en riesgo la gobernabilidad. De aquí a la elección de 2024 esas tensiones van a crecer”, advirtió, en entrevista el analista político José Antonio Crespo.
Fuente: El Universal
