En 10 años, el gobierno mexicano incautó 115 mil 496 armas que ingresaron ilegalmente al país, la mayoría de Estados Unidos.
Los correos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) filtrados por Guacamaya contienen varios diagnósticos sobre el impacto del tráfico de armas en México. Hablan del trabajo interinstitucional emprendido para reducir ese flujo, previo a que el gobierno mexicano demandara por primera vez a 11 fabricantes de armas estadounidenses.
En al menos dos documentos del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el combate a la delincuencia (Cenapi) de la Fiscalía General de la República (FGR), se hace un recuento preciso del número de armas detectadas en el país.
El primer informe analizó el periodo de diciembre de 2012 a junio de 2019, cuando se aseguraron 61 mil 451 armas ilegales en México, de las cuales 57% eran largas, como fusiles automáticos y metralletas. Encontraron que entre los principales factores que inciden en el tráfico de arsenales está la cercanía con entidades de EU que tienen el mayor número de licencias activas para venta de armas, como Texas, California, Arizona y Nuevo México, lo que se combina con un control insuficiente en los cruces fronterizos.
Texas, señala una gráfica, es el estado que más provee de armas al crimen organizado, principalmente a las organizaciones de Carrillo Fuentes, Los Zetas, el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa.
El documento de julio de 2019, Diagnóstico situacional sobre la problemática del tráfico y aseguramiento de armas en México, dice que entre diciembre de 2012 y el 30 de junio de 2019 la mayoría de las armas que entró al país terminó en Tamaulipas, 14 mil 217; Michoacán, 6 mil 446; Guerrero, 4 mil 883, y Sinaloa 4 mil 664.
Recalca que en estos territorios la presencia de armas largas fue mayor, a diferencia de lugares como la Ciudad de México, donde 83% de las armas que ingresan son cortas, como pistolas o revólveres, de un total de 4 mil 196.
Fuente: El Universal