Edgard González Suárez
Tal y como lo habíamos anunciado aquí, la Reforma legal a la Guardia Nacional será votada favorablemente por el Senado de la República. La minuta, que fue enviada por la Cámara de Diputados, la semana pasada, fue retirada en el pleno de la cámara alta, al finalizar un debate de más de 5 horas. Sin duda, fue una retirada estratégica que MORENA implementó en el salón de debates, a manos del propio coordinador de la junta de coordinación política, el senador por MORENA, Ricardo Monreal.
Se presentaron dos visiones sobre la Guardia Nacional, aquella (la del bloque opositor) que insiste en que la Guardia Nacional debe tener un origen, un mando y un cuerpo de operaciones de carácter civil, sin presencia ni injerencia de las fuerzas militares, y otra (la del Gobierno Federal), que insiste en que para enfrentar la violencia y el crimen organizado, que se extiende por el país, es urgente habilitar a la llamada Guardia Civil, que temporalmente estará integrada por civiles y militares y deberá tener un tiempo perentorio para fortalecer su espíritu y organización civil, en tanto las fuerzas militares integraran el mando administrativo y operativo y extenderán su presencia, por lo menos hasta 2028.
En el debate se vertieron razones sólidas, en ambos bandos, sobre la urgencia, necesidad y diagnóstico del problema de la seguridad pública en México. No así en cómo enfrentar el problema, para unos habría que diseñar una estrategia convincente y eficaz de seguridad pública, basada principalmente en su constitución civil, es decir, organizar una nueva policía federal, con otro nombre, pero que haga las veces de policía para perseguir los delitos de carácter federal. Para otros, la urgencia y catástrofe de la seguridad pública en nuestro país requiere de una Guardia Nacional, que haga funciones de policía, combata el crimen y la violencia en México y que se apoye -temporalmente- en los cuerpos y fuerzas militares, en tanto, camina hacia un proceso que la vuelva o la integre más por civiles que por militares.
La confrontación que abrió la oposición contra la propuesta del ejecutivo federal fue de manera ideológica y radical. No a los militares en la Guardia Nacional, No a la extensión del tiempo para que operen y dirijan la guardia los militares. Morena y sus aliados intentaron matizar todas las negativas, y finalmente, llegó al Senado una señal, había que suspender la votación, ya que se había avanzado en acuerdos estratégicos con la bancada del PRI, quienes estaban dispuestos a apoyar el proyecto del ejecutivo, aunque no es sus términos iniciales, sino con una serie de adhesiones a los párrafos respectivos para robustecer la presencia, vigilancia, y rendición de cuentas, en las cámaras, sobre las acciones de la Guardia Nacional y su extensión temporal.
La propuesta de suspender la votación, primero, fue rechazada en el pleno por la oposición, principalmente PAN, MC, PRD y Grupo Plural, y luego, una vez aceptada, por mayoría, la moción de suspensión y regreso a comisiones de la propuesta, ésta fue festinada por la oposición como una victoria del bloque opositor, como una muestra de su fuerza parlamentaria en el senado para impedir cualquier avance del proyecto político del Obradorismo en el país.
La vez pasada hicimos una analogía con la esgrima, ahora queda bien una analogía con el ajedrez. Todos los que hemos jugado ajedrez sabemos que las jugadas en este deporte son en realidad una combinación de jugadas, no existen jugadas desconectadas, y así como hay jugadas de apertura, existen las trampas o los movimientos en falso. Así, la oposición se la jugó con todos sus alfiles y torres, y cuando pensaron que habían acorralado a la dama, cuando pensaron que habían ocupado el centro y las diagonales del tablero y era cuestión de tiempo para coronar. Llego la trampa eslava. En tanto el debate consumía tiempo para la oposición, el gobierno ganaba en negociaciones con la fuerza que, como dijimos en la colaboración pasada, jugará de bisagra de aquí a la elección de 2024, tratando siempre de posicionar a su partido. Algunos se dieron cuenta, gritaban y vociferaban, acusaban al gobierno de comprar votos, de presionar a senadores, de amenazar con la fiscalía a los miembros de la cámara, pero no había necesidad.
Como lo definió Damián Zepeda del Acción nacional, lo de morena fue una retirada estratégica, es decir, que fue un movimiento para ganar. Morena no perdió la partida, está a punto de ganarla. Y la va a ganar.
A Sigberto Tarrasch, famosos ajedrecista y teórico de este deporte se le atribuye la frase “en el ajedrez uno no tiene que jugar muy bien, basta jugar mejor que el oponente” y todo parece indicar que MORENA jugó mucho mejor. Según yo, estamos en un Jaque a la oposición. Y Viene el Mate con el INE.
