Por: Moisés Hernández Yoldi
A favor de privilegiar el diálogo sin claudicar en los principios.
En contra de la sumisión y la abyección ante la soberbia y prepotencia del poder político. No caigamos en el juego perverso que busca dividir sembrando dudas basadas en la mentira y la difamación.
El pasado viernes el gobernador de Veracruz se reunió con un grupo de empresarios del sector turístico, el enlace de ese encuentro fue mi buen amigo Daniel Martín Lois, quien intenta ser el puente entre la maltratada clase empresarial y el gobernador en turno.
El tema central de la reunión fue la extinción del Fideicomiso del Acuario de Veracruz, mediante un decreto emitido por el propio gobernador.
Celebro el encuentro y reconozco la voluntad de quienes asistieron para sentarse a dialogar.
Al mismo tiempo lamento que en esta reunión el gobernador haya insistido en sembrar dudas a través de verdades a medias, haciendo uso de la difamación, la diatriba y la mentira.
Pero más lamento que los empresarios que participaron hayan dejado pasar la oportunidad para poner sobre la mesa y expresar sus inconformidades sobre varios temas en donde han sido ignorados y maltratados por el gobierno en turno.
Es verdad, Veracruz ha sido victima de una clase política corrupta y mezquina, pero también de una clase empresarial sumisa y abyecta.
Un sector empresarial dividido es lo que busca el actual gobierno, y pareciera que lo está logrando.
Es momento de elevar la mirada y actuar con responsabilidad pensando en el bien superior.
Quienes asumen la responsabilidad de dirigir organismos empresariales se comprometen a defender los intereses de sus agremiados, no a usar esos espacios para beneficio propio, mucho menos para servir de instrumentos de manipulación.
Aquellos que acceden al poder por la vía democrática, deben entender que estarán expuestos y sometidos al escrutinio público de manera permanente.
En ese sentido, los líderes empresariales y los organismos que representan, deben asumirse como contrapesos. Hagamos lo que nos toca.