El puerto fronterizo de San Ysidro, en Tijuana, se ha convertido en un campamento de refugiados rusos y ucranianos, a los que se les han sumado algunos bielorrusos.
Los migrantes llegaron a México huyendo del conflicto en Ucrania, que inició el 24 de febrero, y esperan que Estados Unidos les permita el ingreso.
Mientras esperan en la frontera, residentes norteamericanos de origen ucraniano acudieron a llevarles víveres.
“Me siento triste de verlos aquí, porque soy ucraniana y rusa. Es triste verlos aquí durmiendo en la frontera. Huyen de la guerra”, describió Natasha.
Ella y una amiga, al enterarse de la situación, decidieron avisar a sus connacionales que viven en San Diego, California, para apoyar a los refugiados.
Desde el viernes pasado algunos migrantes duermen en ese punto fronterizo, a pesar de que autoridades de los tres niveles de gobierno les han ofrecido irse a algún albergue.
A ellos no les han permitido ingresar, a pesar de ser víctimas de la guerra en Ucrania. Los refugiados han instalado sillas de campo y sacos de dormir como camas para descansar.
Autoridades de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por su sigla en inglés) les han negado la entrada para las solicitudes de asilo, en especial a los de Rusia y Bielorrusia, esto bajo el argumento del Título 42 que, por razones de salud pública, permite expulsar a los solicitantes de asilo o simplemente no permitirles la entrada a suelo estadunidense.
Ayer, en las inmediaciones del puerto fronterizo, se pudo observar a un grupo de aproximadamente 40 personas, la mitad de ellos menores de edad, que estaban a la espera de saber si podían ingresar a Estados Unidos y tenían sus pertenencias en un especie de campamento.
De acuerdo con las cifras del gobierno mexicano, en las últimas tres semanas, a la ciudad fronteriza de Tijuana han llegado aproximadamente 310 personas de Rusia, Ucrania y Bielorrusia, la mayoría de ellas vía aérea, mientras que otras lo hicieron vía terrestre desde Cancún y Ciudad de México.
Fuente: Milenio