Síguenos en nuestras redes

Hola, ¿que estas buscando?

NV Noticias

Política de principios

Confianza

Foto. Aaron Burden

Juan José Rodríguez Prats

 El deber del gobierno con su pueblo es a título individual con cada ser humano.

Adam S. Posen

No hay muchas formas de hacer un buen gobierno. A estas alturas, está claro lo que funciona y lo que estorba para que la administración pública propicie el bien común. Desde nuestro origen como nación independiente ha habido planes y proyectos cuya confrontación con la realidad han resultado frustrantes, por decir lo menos. Ejercer el poder no es cosa fácil, pero la mayor dificultad no está en saber lo que debe hacerse, sino en la voluntad y la capacidad para lograrlo.

Algo de lo que no puede prescindirse es la confianza, deteriorada por la incongruencia y la incertidumbre. No saber a qué atenerse es el ámbito donde el recelo se expande y se contagia. Así terminamos 2021.

Me convencen dos reflexiones de Diego Fonseca. Una: “La historia humana es una historia del poder, pero la construcción del poder también puede ser —debe ser— una historia humanista”. La otra: “La sostenibilidad es hija de la negociación y el consenso”.

Más por las malas experiencias que por los buenos gobiernos, se concibieron formas de dividir el ejercicio del poder. Ante la declaración unipersonal de “aquí mando yo”, surgieron voces inconformes para contener a quienes tuvieran tal osadía, conforme ciertas reglas mínimas y la posterior rendición de cuentas. Ello consta en los primeros documentos escritos hace más de cinco mil años.

El mayor reto ha sido lograr el equilibrio entre control y eficacia. La teoría del Estado ha acuñado tres conceptos básicos: legitimidad, consenso y estabilidad. Algo queda claro y nuestra Constitución lo señala: dividir no quiere decir separar. El poder del Estado es uno, por lo tanto, concebir pactos en lo fundamental es condición para que podamos hablar de respeto a las leyes.

Enfocando con esta ligera teorización —evidentemente incompleta— a nuestra realidad, me atrevo a afirmar que es factible que al siglo XXI se le identifique, al paso de los años, como el del gran desafío al pensamiento en su eterno propósito de racionalizar la política, tanto para obtener el poder como para ejercerlo.

En nuestro caso, cada vez se insiste más en un retorno al pasado, al sistema político engendrado por la Revolución Mexicana desde la Constitución de 1917. Coincido en que se concibió una cultura política que no hemos podido modificar, pero reitero algo que ya he dicho en este espacio. También se han olvidado aciertos que explican sus varias décadas en el poder:

1. El viejo PRI siempre se autodefinió como una institución de transición, no como el arribo a algo definitivo. Ello explica que cada sexenio se impulsaran reformas para irse aproximando al proyecto diseñado en la Constitución que ha sido algo por alcanzar, no una norma jurídica con positividad. En el balance eso fue lo que permitió el arribo a una democracia que, por su propia naturaleza, siempre es imperfecta, y de que haya un gobierno que los mexicanos votaron en 2018. Hoy, la 4T presume de ser la solución final. Inclusive se pretende atar con reformas para hacerla irreversible, lo cual no es una diferencia menor.

2. El viejo PRI tuvo un discurso político emanado de la Revolución y hubo profesionalismo y oficio político, con notables excepciones, en el diseño de sus tareas con avances que se pueden constatar. Hoy hay un vacío doctrinario que no inspira la confianza que venimos demandando.

El presidente López Obrador dirigió un mensaje navideño evocando ideas cristianas y posteriormente citó un pensamiento de Desmond Tutu, ejemplo de sabiduría y reconciliación: “Si eres neutral en situaciones de injusticia has elegido el lado del opresor”. Me parece que hay raíces que evocan la lucha de clases. Me agrada más esta idea del premio Nobel de la Paz y maestro de Mandela y Obama: “Las diferencias no tienen la intención de separar, alienar. Somos diferentes precisamente para darnos cuenta de la necesidad que tenemos uno del otro”. Me parece que esto estimularía la necesaria confianza.

Click para comentar
0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest
0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments

También te puede interesar

Política de principios

Juan José Rodríguez Prats La razón por la que no estoy en política… mientras sea posible para los locos de la derecha y de...

Política de principios

Juan José Rodríguez Prats Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. César Vallejo...

Política de principios

Juan José Rodríguez Prats La política es una forma de amor, pero no viceversa; por algo en el amor es mucho más fácil tener...

Política de principios

Juan José Rodríguez Prats La justicia es, ante todo, una ética de respeto. Miguel Grande Yáñez Hace casi 32 años (24/04/1992) el jesuita Francisco...

Advertisement
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x