La semana pasada terminé mi comentario dejando en el aire la pregunta sobre quienes podrían ser las mejores cartas en Aguascalientes para las elecciones, tanto de alcaldes como de diputados locales y federales, el año próximo. Por lo que quisiera dedicar estos minutos partiendo de la idea de que todas las personas en su sano juicio, seguramente tienen claro que es la oportunidad para cambiar para bien el rumbo del país y así evitar una catástrofe.
Con frecuencia mucha gente me dice que no le gustan los políticos ni los partidos que tenemos y en parte con cierta razón. Pero me gustaría reiterar que en ninguna parte del mundo hay democracia representativa sin partidos y en ninguna parte del mundo los políticos son un coro de ángeles sino personas con virtudes y con defectos.
Algunos argumentan que entonces optemos por otro tipo de perfiles, pero debemos comprender que, así como los médicos son para curar o prevenir enfermedades, los maestros para educar o los arquitectos para construir; los políticos son para la política y para los asuntos de gobierno, en ninguna de todas estas profesiones hay perfección total y por lo tanto entre lo que hay, deben seleccionarse bien los que sean realmente los adecuados para hacer que Aguascalientes siga adelante.
Lo primero es explicar con claridad que el año que viene se disputan tres diputaciones federales, 18 diputaciones locales y 11 presidencia municipales; tendrán derecho a participar hasta 10 partidos con registro nacional y 3 con registro estatal. Desde luego son demasiados partidos y se corre el riesgo de atomizar el voto si ellos no van agrupados en una coalición, que es la fórmula más conveniente.
Supongamos, que compitan 10 partidos por separado y que voten mil personas, entonces el voto se pulveriza y le toca el 10% de los votos a cada partido, con lo cual no se forman mayorías, no se integran programas y por ende son votos desperdiciados. Y la segunda opción, en cambio, es que esos partidos vayan en coaliciones y aquí existen básicamente dos posibilidades: una es que los partidos de oposición de mayor tamaño, el PAN, el PRI y el PRD, por ejemplo, compitan juntos con lo que, de acuerdo con las encuestas actuales, tendrían alrededor del 43, 45 por cierto; en el caso de la sigla llamada Morena, parece que iría con los pillos del Verde y del Partido del trabajo y, ahora, como parece que andan angustiados porque no levantan, acaban de desenterrar el cadáver de Nueva alianza, con lo cual captaría no más, en total, del 20%. Y nos restan cuatro mini partidos que en total representan hoy, más o menos, el 5.5%, es decir, no pintan en lo absoluto.
Por lo tanto, cuando un ciudadano vote por cada uno de los partidos que muy probablemente van a perder, lo que está haciendo es desperdiciar su voto y, en ese caso, lo mejor es emitir un voto útil en favor de los partidos o de la coalición que tenga más probabilidades de ganar para poder exigirles buen gobierno, buenas leyes y buenos controles.
Finalmente, en este escenario, ¿con quiénes? Insisto en que el PAN va a la cabeza y el PRI, el PRD y algún otro como el MC, deben aliarse y postular como candidatos a los 32 puestos de elección popular de mayoría, más síndicos, regidores y plurinominales, a representantes de cada uno en función de su peso electoral real. Y ahí están, entre otros, Montañez, Gallo, García López, Martín del Campo, Arellano, Silva Pérez Chica, Camarillo, Lamas, Leslie e, incluso, Carlos Urzúa, el antiguo secretario de Hacienda y académico respetado que es de Aguascalientes.
Desde luego que puede y debe haber más opciones, incluso de candidatos externos a los partidos, pero hay que dar el primer paso para lograr una unidad estratégica que convenga sobre todo a los ciudadanos de Aguascalientes y para el bien de Aguascalientes.