Desde la diplomacia hasta las relaciones económicas, Estados Unidos está pendiente del avance de China a través de las economías latinoamericanas, una región que históricamente ha sido fuertemente influida por el gobierno estadounidense.
La guerra de poder mundial entre Estados Unidos se tensó aún más en los días recientes por el descubrimiento de parte del Pentágono de un globo aerostático que presuntamente China habría usado para espiar en territorio americano. El objeto fue derribado frente a Carolina del Sur.
No solo eso. Otro globo similar fue visto surcando los cielos de países latinoamericanos, que a diferencia de Estados Unidos reaccionaron con más cautela. El gobierno de Colombia, por ejemplo, se limitó a vigilar la trayectoria del globo hasta abandonó su espacio aéreo.
El gobierno chino aseguró que ambos globos eran para la investigación meteorológica y fueron desviados por el clima. Calificó el derribo por la aviación de Estados Unidos como un acto innecesario y aseguró que los gobiernos latinoamericanos entendieron mejor la situación”.
“China siempre se rige por la legislación internacional, no representamos amenaza para ninguno de esos países y estos así lo entienden”, dijo la portavoz del ministerio de exteriores chino, Mao Ning, en alusión a la sobrerreacción de Estados Unidos y el derribo del globo.
Venezuela, donde también fue visto el globo chino, respaldó a China y criticó a Estados Unidos por el derribo del objeto. “Una vez más los Estados Unidos recurren al uso de la fuerza, en lugar de tratar la situación con la seriedad y responsabilidad que el caso amerita”, señaló.
El tema no paró ahí. El 7 de febrero, en su informe sobre el Estado de la Unión, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lanzó una seria amenaza a China: “si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger a nuestro país. Y lo hicimos”, dijo en referencia al derribo del globo.
La presencia de China en América Latina y el Caribe (ALC) es un asunto que ha merecido la atención del gobierno de Estados Unidos, que se mantienen al pendiente del avance del dragón rojo en las economías latinoamericanas, y eso incluye a México.
Así lo revela un informe del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos (CRS) consultado. El CRS es un órgano no partidista que sirve a los comités y miembros del Congreso con información relevante sobre temas de interés para el legislativo.
El documento repasa las relaciones diplomáticas y económicas entre China y algunos países de Latinoamérica. “El engagement (compromiso) de China con ALC ha crecido significativamente desde 2001, particularmente en términos diplomáticos y económicos”, refiere el informe.
“Una sucesión de líderes y funcionarios de China han visitado ALC para cortejar a los gobiernos, lo que refleja los esfuerzos globales de ‘poder blando’ y las ‘operaciones de influencia’ de China en todo el mundo”, menciona el documento apenas en su introducción.
En materia económica, los investigadores del Congreso estadounidense resaltan que “los objetivos de China en ALC incluyen asegurar el acceso a materias primas (por ejemplo petróleo, minerales) y bienes agrícolas (especialmente soja)”.
“También establecer nuevos mercados para productos chinos, incluidos productos de alto valor agregado; y asociarse con empresas de ALC para acceder y desarrollar tecnología en forma conjunta. China también ha buscado oportunidades en América Latina para sus empresas de infraestructura”, destaca.
México, como uno de los países mencionados en el reporte con vínculos económicos con China, se abrió a la participación de empresas chinas. En el caso de la Ciudad de México, para la renovación de trenes de la Línea 1 del Metro por parte de China Railway Construction Corporation y de autobuses eléctricos para el Trolebús por parte de Yutong.
Fuente: Forbes
