Jesús Utrilla – NV Noticias
La construcción de rompeolas modificó el comportamiento natural de la costa, beneficiando a unos sectores pero acelerando la pérdida de arena en otros. Sin embargo, la erosión de las playas también está relacionada con el crecimiento poblacional y la infraestructura portuaria. Óscar Calahorra Fuentes, representante de la Asociación Costas Veracruzanas Sustentables, explicó que el deterioro de playas en lugares como Las Barrancas y Playa Zapote, en Alvarado, también está relacionado con la destrucción de dunas en la Riviera Veracruzana.
“En la Escuela Naval de Antonio Lizardo construyeron un puerto muy grande que todavía aceleró también la pérdida de arena, más toda la zona de la Riviera Veracruzana que han estado construyendo fraccionamientos, desapareciendo las dunas y pavimentándolas. Eso era el alimento de las playas. Entonces, ese proceso no tiene ya forma de revertirse y la única forma pues es con rompeolas, con escolleras”.
La desaparición de amplias áreas de arena provoca afectaciones directas a comunidades pesqueras. En la zona norte, donde se recuperó playa, proliferaron negocios, palapas y estacionamientos improvisados, lo que ha generado contaminación y sobrecarga de visitantes. En contraste, hacia el sur el problema persiste.
“El rompeolas que hicieron provocó que hacia el norte la playa creciera, pero hacia el sur se perdió más rápidamente, se erosionó más rápido. Prácticamente en el sur la playa desapareció y se metió a tirar las casas de los pescadores, que ya no pueden pescar además con su método tradicional”.
Recordó que originalmente estaban proyectadas cinco escolleras, pero solo se construyeron dos. Esto, sumado al desarrollo inmobiliario en la Riviera Veracruzana y a la pérdida de dunas, aceleró la erosión. Agregó que la única manera de mitigar el daño es con obras de infraestructura adecuadas, ya que el relleno artificial de playas resulta demasiado costoso para las comunidades pesqueras.
