Durante la pasada gala de los premios Grammy, Chappell Roan se alzó como Best New Artist (Artista Revelación) por encima de nombres como Sabrina Carpenter, Benson Boone, Doechii o Teddy Swims. Su discurso al recoger el gramófono dorado fue más de reivindicación que de agradecimiento, ya que abordó el funcionamiento de la industria musical y exigió mejores salarios y, en general, mejores condiciones laborales (la cobertura de unas necesidades básicas).
“Me dije a mí misma que si alguna vez ganaba un Grammy y me ponía aquí delante de la gente más poderosa de la industria, exigiría que las discográficas que ganan millones de dólares gracias a los artistas les ofrecieran un salario digno y asistencia sanitaria, especialmente a aquellos emergentes (…) Fue devastador sentirme tan comprometida con mi arte y, a la vez, tan traicionada por el sistema. (…) Las discográficas tienen que tratar a sus artistas como empleados valiosos, con un salario digno, seguro médico y protección“, expresó públicamente.
Estas palabras abrieron un poderoso debate entre cantantes, compañías de discos y otros agentes del mundillo durante varios días. Perola opinión más mediática ha venido de la mano de Jeff Rabhan, un alto cargo de la industria que ha publicado una columna en The Hollywood Reporter criticando duramente a la intérprete de Good Luck, Babe!” bajo el título“Chappell Groan: The Misguided Rhetoric of an Instant Industry Insider”, que vendría traducirse como: “El lloriqueo de Chappell (jugando con su nombre artístico Roan): La retórica equivocada de una enterada de la industria instantánea”.
“Los ataques de ira y furia de Jeff Rabhan están cargados de suposiciones y acusaciones que generalizan la experiencia de cada artista a la de los más exitosos“, ha comenzado su alegato. “Nuestra industria está compuesta por miles de voces, la élite —en lo más alto de la jerarquía— no es el ejemplo de una experiencia monolítica para todos los artistas”, ha añadido.
La autora de The Great Impersonator ha expresado que “los anticipos, que rara vez se otorgan como antes, sirven para sobrevivir, porque tu compromiso con la creación de arte (el sello discográfico luego lo vende y, a veces, hasta se queda con la mayor parte) te impide tener un trabajo fijo. Es un juego de inversión, pero la inversión se destina a producir los materiales, y la persona *el material orgánico* que produce ese producto necesita acceso a cosas como la atención médica. Es impactante, lo sé”, ha comentado irónicamente.
“Si quieres sacar provecho del arte de otra persona, ese artista debería tener los medios básicos para vivir y sentirse lo suficientemente segura como para crear ese arte”, ha reiterado.
Como dardo al propio Rabhan, Halsey ha manifestado que comparar a Chappell con Taylor Swift (así como asegurar tan a la ligera que acaba de aterrizar en este mundillo) es, de facto, una irresponsabilidad:
“Un artista como Chappell, que ha trabajado durante más de una década, no es un ‘enterada de la industria instantánea’, y comparar los beneficios de sus acciones con los de un titán de la industria con el poder y la influencia financiera como Taylor Swift, cuando Chappell ni siquiera ha dado el salto suficientes veces para ver los beneficios residuales de su éxito repentino pero ganado hace mucho tiempo, es irresponsable para alguien con experiencia en esta industria. Debería darte vergüenza. Comportamiento de lamebotas”.
