“Aquí nosotros no producimos fentanilo y nosotros no tenemos consumo de fentanilo”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador durante su conferencia del 9 de marzo de 2023. Dichas palabras fueron una muestra de su rotundo rechazo a la propuesta del Partido Republicano de Estados Unidos, que días antes planteó que sus fuerzas armadas deberían combatir a los cárteles de la droga en territorio mexicano.
Dicha insinuación, dijo, era un acto “propagandístico” al señalar a México como el principal responsable de la crisis de fentanilo que mata a 200 personas cada día.
Una semana después, el mandatario federal reconoció la existencia de laboratorios de fentanilo en el país, pero aseguró que sus actividades se limitaban a la elaboración de pastillas, pues sólo “las troquelan”.
Documentos filtrados por el grupo Guacamaya revelaron que, al menos desde 2019, la Sedena reconoció que en México sí hay laboratorios de producción de fentanilo.
El 31 de mayo de aquel año, elementos de dicha corporación detuvieron a Édgar Arturo Urquidez Acuña, identificado con el alias “El Gordo”. Según quedó especificado en la “Agenda ejecutiva del alto mando”, este individuo era un miembro de alta relevancia dentro de la facción de Los Chapitos (o Los Menores) del Cártel de Sinaloa.
Los informes de inteligencia militar detallaron que “El Gordo” era “responsable de la producción de fentanilo” para dicho grupo criminal.
Al revisar el documento queda claro que la selección de palabras por parte de la Sedena no fue algo casual, pues en los pormenores de la captura se especifica que Urquidez Acuña fue ubicado en un inmueble de Salvador Alvarado, Sinaloa, que “funcionaba como laboratorio para la producción de fentanilo”.
Fuente: Infobae
