El reinado de Max Verstappen llegó a su fin. Fue Lando Norris el que le puso fin y se convirtió en el en el nuevo monarca de la Fórmula 1. El británico fue exacto, metódico y eficiente, le alcanzó con su tercer lugar en el Gran Premio de Abu Dabi para ser campeón mundial por primera vez.
La estrategia de McLaren fue impecable, segura y lejos de los errores de Qatar o las descalificaciones de Las Vegas para asegurar un título que bien pudo ser suyo desde hace un par de carreras en Nevada o incluso en Lusail. Los descalificaciones Woking supieron manejar la presión y se valieron de las matemáticas para asegurar la primera corona para un piloto papaya desde 2008 con Lewis Hamilton.
Max Verstappen hizo todo lo que estaba en sus manos: dominó en los Emiratos Árabes Unidos y ganó la carrera, pero se quedó a dos puntos de Norris: 423 unidades le ayudaron al británico, con 421 del neerlandés. No hubo un apoyo como el que sí recibió de Sergio Pérez, quien hace cuatro años se ganó a pulso el apodo de Ministro de la Defensa y le ayudó en sus probabilidades de lograr la primera de sus cuatro coronas.
Oscar Piastri, que llegó a esta última carrera con posibilidades de pelear, acabó en el segundo lugar de la carrera, estancándose en el tercer puesto de la clasificación con 410 unidades.
No hubo rueda a rueda, pero sí movimientos magistrales de McLaren para poder darle a Norris esa ansiada corona: después de 152 carreras, Lando alcanzó la gloria.
Max mostró los colmillos
Verstappen ya lo había dejado en claro: cuando hay presión, actúa y disfruta. Y marcó el ritmo desde la largada cuando el primer movimiento que hizo fue pasarse hacia la izquierda para ponerse enfrente de Norris, para evitar cualquier ataque del británico, además de que marcó el ritmo de la carrera, para darle oportunidad a otros pilotos de superar a los McLaren. Piastri puso las cosas interesantes cuando también rebasó a su coequipero, quien todavía se mantenía en su zona segura, pero con la presión de Charles Leclerc.
Fuente: Milenio
