MACROSCOPIO
Edgard González Suárez
La generación Z se define como un grupo demográfico de personas nacidas aproximadamente entre 1997 y 2012. También se les conoce como “zoomers” o “centennials”. Han crecido con acceso ilimitado a internet, se asumen como expertos en tecnología digital y redes sociales, y esto, sin duda, determina una manera especial de relacionarse con la sociedad, con el mundo y con la realidad social. Son fanáticos de las redes, del homework, del manejo de datos digitales y que esta harta de todo tipo de gobiernos. No se consideran ni de izquierda ni de derecha y profesan una especie de anarquismo juvenil.
La marcha de la llamada Generación Z en la Ciudad de México dejó diversos saldos sociales, políticos y culturales importantes. Este movimiento ya fue cuestionado por perder frescura y originalidad al estar entre sus organizadores militantes de la derecha mexicana y algunos auto dicentes “jóvenes” de la generación Z. La manifestación tuvo como principales demandas la exigencia de mayor seguridad, oportunidades laborales, reducción de la jornada laboral y atención a problemas sociales. Se manifestó principalmente contra la inseguridad, el autoritarismo y la corrupción del gobierno, con consignas críticas hacia el Gobierno de la 4t, y financiados por organizaciones empresariales y partidos políticos.
La “rebeldía” Z, dejó entrever varios de los problemas sociales que aquejan a nuestro país, sin embargo, carecen de propuestas concretas o específicas. Los carteles, pintas y lonas, sembraron todo tipo de consignas que muestran el hartazgo o la frustración de los activistas y sus seguidores.
La movilización se caracterizó por un despliegue de protestas no siempre pacíficas, ni tampoco de jóvenes independientes y apolíticos, como ellos mismo se autodefinen. En la marcha hubo episodios de tensión como el bloqueo de vialidades importantes y el derribe de vallas metálicas para controlar el acceso al Zócalo capitalino.
El gobierno federal manifestó ya su preocupación, por considerar que la manifestación es una fogata más de las campañas de desinformación organizadas por la derecha mexicana e internacional.
La movilización de la llamada Generación Z en nuestro país no parece ser un movimiento genuino ni orgánico, sino detrás de él han quedado evidenciados personajes de la oposición conservadora como Ricardo Salinas Pliego y Alejandro Moreno Cárdenas. Además, ha quedado al descubierto la ayuda extranjera con cuentas creadas exprofeso y estrategias digitales empleando inteligencia artificial. Son celebres las imágenes de las movilizaciones masivas, gigantescas, apoteóticas, pero diseñadas en laboratorios digitales. Todo ello con el único propósito de amplificar la convocatoria a través de cuentas falsas, bots y campañas coordinadas para derrocar al Gobierno. No son otra cosa que propaganda pura y dura.
Este “tipo” de movilizaciones aparecen en varios lugares y países (Nepal, Filipinas, Indonesia, Marruecos, Madagascar, Perú y Bolivia) dónde, por cierto, son señalados de autoritarios, corruptos o de izquierda.
Si bien los problemas sociales son puestos en la conversación pública como la desigualdad, la corrupción, la falta de oportunidades, la crisis climática, la violencia y otros problemas sociales, se organizan a través de las redes sociales.
En mi opinión los saldos que dejan estas movilizaciones en México son:
- una visibilización de las demandas urgentes de la juventud -trabajo, salario y vivienda-.
- un señalamiento crítico hacia los gobiernos a los que se califica de corruptos.
- una exigencia a detener la violencia en el país y garantizar la seguridad de los ciudadanos.
- Y en algunos casos consignas a favor de del cambio climático o mejoras en la educación.
Demandas sociales, es decir un discurso progresista y de corte reformista, pero financiado por la derecha conservadora con propósitos disruptivos y de desgaste del gobierno en turno. La derecha en lo suyo apostándole a las redes sociales para el descredito y desgaste del gobierno de la 4T.
