Por: Miguel Salvador Rodriguez Azueta
Organizado por la Universidad Veracruzana con colaboración del Colegio de Michoacan, la Academia Mexicana de Historia y la UNAM teniendo como sede el Museo Naval México en el puerto de Veracruz, el Congreso de corte Internacional se transformó como es costumbre en una reunión de conocidos investigadores que no pasaban de 20 incluyendo sus acompañantes.
No niego el esfuerzo de la UV, lo que me llama la atención es aquella vieja confiable de llenar la inauguración con estudiantes, lo que en esta ocasión les falló es que eran de la facultad de Educación Física, por las prisas no se quitaron sus playeras qué los identificaban.
Brillaron por su ausencia los alumnos de leyes, comunicación y porque no, un viaje especial de la facultad de Ciencias Históricas desde Xalapa, pienso yo.
Así es, estos eventos al principio los llenan con quien este a la mano para que el jefe, en este caso el rector se vaya satisfecho del aparente logro.
Desafortunadamente la falta de difusión del evento a la comunidad en general hace que al continuar el evento, este luzca como una reunión del “club de toby” en la que solo los investigadores invitados conviven con sus pares.
Este tipo de eventos deberían lucir al máximo, son el preámbulo de los 200 años de la rendición de Ulúa, un capitulo de nuestra historia que no debe pasar desapercibido.
La imagen del anciano militar inglés a punto de romper en llanto comento que ve a su país convertido en algo por lo que miles de sus compañeros dieron la vida, me lleva a compartir esta reflexión.
Los hombres y mujeres que dieron su vida para constituir nuestra nación ¿Lo hicieron en vano?
Tal parece que si, que eventos conmemorativos como este Congreso solo son realizados para cumplir un plan operativo anual y hasta allí.
Por cierto, entre los ponentes encontramos al Dr. Pedro Salmeron, quien afirma que escoge sus batallas y se crece al castigo.
