“Hemos fracasado” en el objetivo de limitar el calentamiento global a 1.5 °C respecto a la era preindustrial, lamentó este jueves el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en la cumbre de líderes previa a la COP30 en la ciudad brasileña de Belém.
Guterres dijo que décadas de retraso y negación condujeron a que se haya “fallado en asegurar que nos mantengamos por debajo de 1.5 grados”, el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París.
“Esto es un fracaso moral y una negligencia mortal”, dijo, y agregó que el mundo aún puede minimizar los daños si acelera acciones como la eliminación gradual de los combustibles fósiles.
Se espera que este jueves lance una iniciativa llamada Fondo bosques tropicales para siempre, que tiene como objetivo apoyar a más de 70 países en desarrollo que se comprometen a preservar las selvas tropicales. La web oficial de la COP describe la iniciativa como un “fondo fiduciario permanente” que generaría alrededor de cuatro dólares del sector privado por cada dólar aportado.
“Pasaremos de la negociación de las reglas a su aplicación”, dijo el miércoles por la noche el ministro brasileño de Exteriores, Mauro Vieira, a reporteros. “Será el momento en que los líderes mundiales enfrenten con honestidad el desafío del cambio climático”.
Pero Brasil también es un importante productor de petróleo, y las contradicciones abundan. A pesar de sus credenciales climáticas, Lula ha provocado indignación por su decisión de otorgar a la petrolera estatal Petrobras una licencia para realizar prospecciones petrolíferas cerca de la desembocadura del río Amazonas.
“No quiero ser un líder medioambiental”, señaló Lula el martes. “Nunca he afirmado serlo”.
Belém, una ciudad de 1.3 millones de habitantes, tenía apenas 18 mil camas de hotel antes de los preparativos para albergar la conferencia, que suele atraer a decenas de miles de delegados, activistas ambientales, ejecutivos de empresas, periodistas y otros miembros de la sociedad civil.
Funcionarios extranjeros y periodistas se apresuraron a reservar habitaciones mientras los precios alcanzaban niveles surrealistas. Algunos reservaron plaza en uno de los pocos cruceros atracados en un puerto cercano para la ocasión.
Escuelas públicas, instalaciones militares e incluso la sede local de Hacienda han sido equipados con aire acondicionado y literas para convertirse en albergues improvisados. Los asistentes más aventureros o frugales pueden pagar 55 dólares por noche para dormir en hamacas en una instalación donde normalmente se atiende a gatos.
“Algunas criaturas de dos patas también merecen nuestra generosidad”, dijo Eugênia Lima, la dueña de un hotel para gatos local que dejó de aceptar huéspedes felinos para aprovechar la creciente demanda durante la COP30. “Estoy muy orgullosa de que el mundo nos esté mirando este mes”.
Los “moteles del amor” de Belém, que se alquilan por horas, también han aprovechado la oportunidad, atrayendo a funcionarios públicos y científicos climáticos a habitaciones que, en otro momento, albergaron a prostitutas o parejas en busca de privacidad. Aunque su precio habitual es de 10 dólares la hora, la mayoría de estos establecimientos cobran 200 dólares por noche a los huéspedes de la cumbre.
Las marchas multitudinarias, las sentadas y las manifestaciones son elementos esenciales de las conversaciones anuales sobre el clima de la ONU, pero las tres últimas ediciones se han celebrado en naciones autocráticas que prohíben la mayoría de las formas de protesta. Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Azerbaiyán cumplieron con la normativa de Naciones Unidas que facilitaron las protestas aprobadas previamente dentro de una zona cercada del recinto no sujeta a las leyes locales.
