Se acabó el sueño de la Selección Mexicana en el Mundial Sub 20. No pudo el cuadro nacional dar ese paso adelante ante Argentina, en el día que tenía la ocasión para dejar en claro que esta generación tiene un ADN diferente, se vuelve a casa con una amarga derrota por 0-2 ante la albiceleste que tuvo más oficio, mejor compostura, pero sobre todo, una mejor eficacia.
Si bien México arrancó el partido mostrando una cuota de seguridad, muy pronto tuvo que lidiar con la adversidad. Alexei Domínguez se fue lesionado y justo en esos instantes hubo un desorden en la zaga mexicana, quedó mal parada y Argentina explotó que el cuadro mexicano se mostró dubitativo, Acuña tiró y el portero Ochoa repelió, pero Fimbres quedó cortó en la cobertura y Maher Carrizo empujó la bola al 8’.
Le tocó al cuadro de Eduardo Arce remar contracorriente ante una escuadra que si algo tiene es una estructura bien manejada en la que se comportó de manera perfecta en su trabajo defensivo, con un equipo muy compacto que le cerró al Tricolor los caminos y le impidió las asociaciones de sus jugadores más desequilibrantes.
Se replegó con mucho sentido Argentina y México no progresó, sin la chispa para encontrar líneas de pase, fueron los sudamericanos los que estuvieron más cerca del segundo, pero dos intervenciones del portero Ochoa mantuvieron con vida al Tricolor. Primero a un tiro de Prestianni que buscaba el ángulo y después al bloquear un remate a bocajarro de Gorosito.
El equipo mexicano fracasó en su intento de doblegar el muro argentino, los sudamericanos tiraron de ese ‘cancherismo’ que suelen manifestar desde siempre los jugadores pamperos. Mora no logró gravitar, Tahiel vivió muy aislado, Fimbres lució errático por la banda y Camberos (que relevó a Alexei) tampoco explotó. Careció de jugadas claras México que apretó en el cierre del primer lapso, pero apenas logró un tiro débil de Mora que apagó sin problemas el portero Santino Barbi.
Se acabó el sueño
A México le quedaban 45 minutos para mostrar arrebato, pero nunca llegó esa lucidez que le pusiera cerca del empate. Era el momento para tener personalidad y futbol, pero no apareció ni una ni otra.
Lo que sí llegó fue el segundo de Argentina, en una jugada donde otra vez falló el aparato defensivo mexicano, nadie fue capaz de controlar a Juan Villalba y el mediocampista argentino filtró para Mateo Silvetti, quien fue más rápido que César Bustos y Everardo López, el atacante entró al área y disparó para vencer a Ochoa al 55’.
El partido estaba liquidado, porque a México le ganó la ansiedad, no hubo un ápice de futbol ni de rebeldía con la pelota, el plan se fue desmoronando, nadie en el equipo mexicano tuvo la capacidad para agitar al resto, ni los que empezaron ni los cambios de Arce. Y Argentina se plantó con mucha seguridad, mantuvo la solvencia en retaguardia y no concedió ni una sola jugada, incluso los dos desafíos de México reclamando penales, fueron desechados por el árbitro marroquí, Jalal Jayed.
Fuente: Milenio
