Un nuevo visitante cósmico ha captado la atención de la comunidad científica mundial. El telescopio ATLAS, financiado por la NASA, detectó el 1 de julio el tercer objeto interestelar conocido, denominado 3I/ATLAS, un cometa de entre 10 y 20 kilómetros de diámetro que atraviesa nuestro sistema solar con origen en otro sistema estelar.
Este hallazgo, confirmado por observaciones del Observatorio Vera C. Rubin, promete arrojar luz sobre los misterios de la formación planetaria más allá de nuestra galaxia.
El cometa, que viaja a unos 220.000 km/h desde la constelación de Sagitario, sigue una órbita hiperbólica que lo distingue de los objetos del sistema solar.
Según la NASA, alcanzará su punto más cercano al Sol (1,4 unidades astronómicas) a finales de octubre de 2025 y pasará a 240 millones de kilómetros de la Tierra, sin riesgo de colisión.
Su coma y cola, visibles gracias a la vaporización de hielos como agua y dióxido de carbono, lo identifican como un cometa activo, con un brillo rojizo que sugiere un origen antiguo.Teorías y controversias
La mayoría de los expertos, respaldados por la NASA y la ESA, consideran que 3I/ATLAS es un cometa natural, posiblemente un fragmento primitivo de otro sistema estelar. Su estudio podría revelar compuestos orgánicos, como aminoácidos, clave para entender la vida en el cosmos.
Sin embargo, el astrofísico de Harvard Avi Loeb ha generado revuelo al sugerir que su tamaño, trayectoria y brillo inusual podrían apuntar a un origen artificial, como una sonda extraterrestre.
Esta hipótesis, que destaca la peculiar alineación del cometa con las órbitas de Marte, Venus y Júpiter, ha sido rechazada por expertos como Chris Lintott de Oxford, quien la calificó como “poco probable”.Un laboratorio cósmico
A diferencia de ‘Oumuamua (2017), que carecía de actividad cometaria, y 2I/Borisov (2019), 3I/ATLAS se asemeja a un cometa tradicional, lo que facilita su estudio. Observatorios como el James Webb y sondas en órbita marciana analizarán su composición y comportamiento.
Con el Observatorio Vera C. Rubin plenamente operativo, los científicos anticipan más detecciones de objetos interestelares, consolidando el estudio de estos viajeros cósmicos como una ventana al universo primitivo.
