Por Gigi Rodríguez
En un mundo donde las marcas de belleza compiten por ver quién tiene el envase más brillante o el eslogan más viral, Selena Gomez decidió hacer algo radicalmente diferente: Pensar en quienes a menudo son olvidados.
Desde que lanzó Rare Beauty, su misión ha sido clara: Que la belleza no excluya a nadie. No se trata solo de ofrecer una gama de tonos de base para cada piel o de campañas llenas de diversidad. Se trata de crear productos que puedan ser usados, disfrutados y amados por todos, incluso por quienes viven con una condición física o emocional que les pone barreras en lo cotidiano.
Selena, que ha hablado abiertamente de su lupus y de las dificultades que este le genera en la movilidad de las manos, sabe lo que significa que un gesto simple —como abrir un frasco— se vuelva un reto. Por eso, su nuevo perfume Rare Eau de Parfum es más que una fragancia gourmand con notas de caramelo, vainilla y especias; es un símbolo de empatía. El frasco, diseñado junto a terapeutas, tiene un tapón esférico extragrande y un atomizador ergonómico, pensado para que personas con movilidad reducida puedan perfumarse sin esfuerzo.
La verdadera inclusión no siempre grita; a veces susurra, se esconde en los detalles y espera a que lo descubras. Está en ese momento en que alguien, que creía que un perfume era un lujo inaccesible por su diseño, puede tomarlo entre sus manos y usarlo como cualquiera.
Selena Gomez no solo creó un aroma; creó una experiencia que dice: Aquí todos tienen un lugar. Y tal vez ese sea el mayor lujo que Rare Beauty ofrece: Convertir lo que antes parecía exclusivo, en algo verdaderamente inclusivo.
