Edgard González Suárez
La derecha esta desquiciada, ante la impotencia política y parlamentaria para detener la elección popular del poder judicial, ahora en cascada, empujan un discurso deslegitimador: no va a ir a votar nadie, será una elección fantasma, solo votaran morenistas, a la ciudadanía no le interesa esa elección, será un fraude a la voluntad ciudadana, etc.
Pero veamos con detalle, la elección del poder judicial vía elecciones populares es un mandato constitucional, ya no es la hora del debate sobre su pertinencia, funcionamiento y legitimidad, eso ya pertenece al pasado. El poder judicial será electo vía elección popular, vote quien vote, no importa el número de votantes, con 500 mil votos, 800 mil o 1.500 millón y medio de votos, con eso serán electos los nuevos ministros, magistrados y jueces del poder judicial.
El dispositivo reglamentario y legal, tampoco es motivo de debate, se conformaron los listados, los comités de evaluación de los tres poderes mandaron sus listados y el INE incluso ya hasta imprimió y está distribuyendo las boletas.
La derecha frente a su inminente derrota, por todos los medios de comunicación va anunciando: fraude, engaño, manipulación del crimen organizado, pero, sobre todo, control político de Morena sobre el proceso y los resultados. Es decir, la derecha se da por derrotada y ahora solo le queda la deslegitimación.
Derrotados en el poder legislativo, derrotados moralmente frente a la ciudadanía y derrotados electoralmente, puesto que se prevé una derrota de la oposición tanto en Durango como en Veracruz, la oposición no tiene nada que decir de la elección judicial excepto que será un rotundo fracaso, o de plano, públicamente, los opinadores de la oposición simplemente de la elección judicial ni una letra, ni un enunciado, nada. No existe.
Esta claro, que la exigencia de una reforma judicial es un grito desesperado de la población que vio y se dio cuenta de que la actual composición de ese poder esta y siempre estuvo al servicio del régimen neoliberal.
Desde febrero pasado hasta el día de hoy, la oposición ha querido descarrilar la elección judicial, si la oposición participa abiertamente legitima el resultado, sino participa y pierde, perderá la iniciativa y el discurso victimista les volverá a jugar en contra.
Ahora bien, esto no quiere decir que el proceso está exento de errores, confusiones, incluso a 13 días de la elección se cierne sobre Veracruz una gran incertidumbre. No es verdad que haya apatía, hay desconocimiento sí, un procedimiento un tanto engorroso sí, una urgente, aunque ya no se si desesperada acción de la ciudadanía para hacer pedagogía del proceso electoral. Las pautas del INE apenas están dando resultados y la gente ya empieza a preguntar quiénes son los candidatos federales y quienes los estatales, de que circuitos judiciales son, como será el proceso de votación, etc.
El otro proceso, el del día de la elección, es incierto, toda vez que nunca en la historia reciente de nuestro país se ha llevado a cabo una votación de jueces, magistrados y ministros del poder judicial. Para la oposición será un desastre, no se les oye, ni escucha ni ve en las calles, pero estoy seguro de que concluido el proceso de votación saldrán desaforados con sus herramientas mediáticas a intentar desacreditar el proceso en su conjunto. Pero la verdad, es que apenas sabremos, por primera vez, como se desarrollará esa elección, y el INE hasta ahora mantiene la confianza en su experiencia de sacar adelante la elección del nuevo poder judicial, o bueno de una parte de lo que será el nuevo poder judicial en México.
