De pie en la escuela de Jerusalén Oriental a la que asistió cuando era niño, el trabajador palestino de la construcción Ahmad Shweikeh observa la cuidadosa caligrafía de su hijo. Esta aula podría ser clausurada el viernes, lo que dejaría a Laith, de 9 años, sin un lugar dónde estudiar.
Shweikeh, de 38 años, dice querer que Laith —un niño tímido y el mejor de su clase— se convierta en cirujano.
“Nunca esperé esto”, expresó Shweikeh. “Vi a algunos de mis compañeros de aquí convertirse en ingenieros y doctores. Esperaba que Laith siguiera sus pasos”.
La escuela es una de seis en Jerusalén Oriental administradas por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Medio Oriente (Unrwa, por sus siglas en inglés). El mes pasado, soldados israelíes con equipo antidisturbios llegaron a las escuelas y ordenaron su cierre en un plazo de 30 días. Ahora los padres temen que sus hijos pierdan valiosas oportunidades de aprendizaje. Y se preocupan por la seguridad de los niños si se ven obligados a inscribirse en escuelas israelíes.
Las órdenes de cierre llegan después de que Israel le prohibió a la Unrwa operar en territorio israelí previamente este año, al culminar una larga campaña contra la agencia que se intensificó tras los ataques de Hamas a Israel el 7 de octubre de 2023.
La Unrwa es el principal proveedor de educación y atención médica para los refugiados palestinos en Jerusalén Oriental, que Israel capturó en la Guerra de los Seis Días de 1967. Aunque las escuelas de la Unrwa en la Cisjordania reocupada por Israel no han recibido órdenes de cerrar, los cierres han dejado en el limbo a casi 800 estudiantes palestinos desde el primero al noveno grado en Jerusalén Oriental. Israel se ha anexado Jerusalén Oriental y considera que toda la ciudad es su capital unificada.
El Ministerio de Educación de Israel dice que ubicará a los estudiantes en otras escuelas de Jerusalén. Pero padres, maestros y administradores advierten que cerrar las principales escuelas para los hijos de refugiados palestinos en Jerusalén Oriental augura un aumento en el ausentismo.
Fuente: La Jornada
