Con una mezcla imponente de dramatismo, teatralidad y precisión quirúrgica, Lady Gaga se adueñó de la primera noche de Coachella 2025 con una presentación que, según la crítica especializada, ya figura entre las más memorables en los 25 años del festival.
La artista neoyorquina, de 39 años, entregó un show de casi dos horas que funcionó como vitrina conceptual de su más reciente álbum Mayhem y como homenaje a las distintas eras de su carrera.
El espectáculo llevó por título “The Art of Personal Chaos”, una ópera pop con inspiración en la fama, la identidad y el conflicto interior. “Esta es la manifestación del caos”, anunciaron dos versiones de Gaga en un mensaje pregrabado que abrió la noche, una vestida de rojo y otra de blanco.
Así inició un relato que navegó entre lo gótico, lo íntimo, el frenesí y la extravagancia de una estrella que no escatimó en cambios de vestuario y despliegue escénico.
Con coreografía dirigida por Parris Goebel, Gaga llevó a sus fanáticos por cinco actos que representaban una faceta distinta de su carrera: “Act I: Of Velvet and Vice”, “Act II: And She Fell Into a Gothic Dream”, “Act III: The Beautiful Nightmare That Knows Her Name”, “Act IV: To Wake Her Is to Lose Her”, y “Finale: Eternal Aria of the Monster Heart”.
Entre las imágenes más impactantes se encontró un tablero de ajedrez gigante durante “Poker Face”, donde Gaga luchaba contra una versión de sí misma que llevaba corona blanca, un atuendo que aludía al video musical de “Bad Romance” del 2009
En “Perfect Celebrity”, la potente vocalista se sumergió en un pozo de esqueletos, mientras que para “Paparazzi” apareció con muletas metálicas, una referencia directa al videoclip original.
El repertorio además incluyó una sólida muestra de su nuevo disco Mayhem con temas como “Abracadabra”, “Disease”, “Killah” (con participación de Gesaffelstein) y “Vanish Into You”. No obstante, hubo espacio para clásicos como “Judas”, “Alejandro”, “Born This Way”, “Shallow” y el broche final, una potente versión extendida de “Bad Romance”.
La puesta en escena transformó el escenario principal de Coachella en lo que Billboard describió como “un teatro de ópera que parecía tanto un castillo medieval como una rave demoníaca”, en línea con el concepto del “Mayhem in the Desert”.
“La performance saca a flote a varias ‘Lady Gagas’ del pasado —todas siguen vivas en ella, aunque parezcan dormidas o, en este show, dadas por muertas”, describió el medio.
Para muchos, este show marcó un nuevo pico en la carrera en vivo de Gaga. Según Rolling Stone, “La narrativa —con la dirección creativa de Parris Goebel— fue transformativa, un espectáculo que ha cimentado el estatus de Lady Gaga como una ícono pop irrepetible”.
Fuente: Infobae
