Dr. Jeremías Zuñiga Mezano
¿Se han preguntado por qué, si cada año, durante los últimos 25 años, hay más detenidos y más aseguramientos de armas y drogas, la violencia no disminuye? ¿Por qué no bajan las adicciones, los delitos, las desapariciones de personas, los homicidios? ¿Por qué, si el Estado hace su trabajo, si Seguridad Pública, las fiscalías y el Poder Judicial entregan resultados —al menos en números— la violencia sigue creciendo y el tejido social continúa deteriorándose?
La respuesta es clara: porque no bastan las patrullas para contener el crimen. Hay que construir la paz desde casa y desde la escuela. Porque la paz se construye educando desde el alma , con la participación activa de los padres de familia y con una escuela comprometida con su entorno.
Y no es por falta de voluntad de los maestros, ni tampoco exclusivamente de las autoridades. Es porque no hemos trabajado de manera coordinada en la construcción de comunidades seguras y entornos libres de violencia, droga y delito. La responsabilidad es de todos, y los padres de familia deben ser actores centrales en esta tarea.
La deserción escolar tras la pandemia es alarmante… sin embargo, quienes tienen responsabilidad de que los niños y jóvenes asistan a la escuela son los padres de familia.
Las escuelas deben ser refugios de alegría, conocimiento, formación, deporte, recreación y cultura. En ellas se forman los profesionistas de México, y también se previene que niñas y niños caigan en la delincuencia. Por eso, la escuela es el santuario más importante para el país y para Veracruz.
Necesitamos un compromiso real desde la sociedad, especialmente desde las familias. Llevar a nuestros hijos a la escuela no es suficiente: debemos participar activamente en su educación. Solo así lograremos prevenir el delito, construir comunidades seguras e integrales, alejadas del crimen, de la violencia y de las adicciones.
No es por decreto ni por mandato judicial como evitamos que una niña o un niño consuma drogas. Es a través de la formación, la educación y el ejemplo.
Si queremos un México mejor, debemos actuar para que cada niña, niño, adolescente y joven tenga acceso a una educación integral. Y entonces sí: tendremos comunidades escolares seguras, pero sobre todo, tendremos un México en paz, un México libre de violencia, un México libre de homicidios.
Y lo más importante: todos sabremos dónde están nuestros hijos.
ParaSerMejores sabiduría e inteligencia.
