Edgard González Suárez
La presidenta Claudia Sheinbaum y sus primeros 7 días al frente del Gobierno Federal nos dejan ver algunas cosas que pueden intrascendentes o también significativas para los próximos 6 años de gobierno de la 4T.
- La primera de ellas sin duda fue el discurso pronunciado en la toma de protesta, un discurso contundente, directo, nada ambiguo, que reivindicó el legado de AMLO, delineó la ruta a seguir en el ejercicio de gobierno, colocó en el centro del discurso a la mujer, y el simbolismo mismo de la llegada a la máxima magistratura de una mujer.
- Un segundo componente sin duda quedó plasmado ese día con la sesión solemne, el traspaso de la banda presidencial sin contratiempos, sin jaloneos dentro del recinto y dejando ver un evento político democrático y republicano.
- El tercer paso de ese día fue sin duda la concentración popular en el zócalo, y la entrega del bastón de mando de cientos de comunidades indígenas a través de sus más representativas mujeres.
Estos tres primeros pasos fueron impecables, como fueron previstos, sin mayores regateos. Un discurso aplomado, con un estilo y fraseo mu diferente al que nos acostumbró López Obrador. Una sesión que fluyó sin mayores contratiempos, y una oposición que valoró en que condición política quedaría frente al mundo, si hacia sus reclamos tradicionales, y se contrastaba con los más de 20 millones de votos diferencia entre la presidenta ganadora y su más cercana competidora.
- El cuarto componente, y este sí tiene que ver con la visión estratégica del naciente gobierno, es la aparición de la presidenta en su primera mañanera del pueblo. Ahí, tratando de hacer frente a los cuestionamientos de los reporteros, Claudia Sheinbaum hizo cambios significativos, como la imagen y logo del nuevo sexenio, los reporteros invitados o filtrados para centrarse más en preguntas concretas y búsqueda de datos, el rol de preguntas y los tiempos de intervención de cada uno de los reporteros.
- Un quinto paso fue sin duda, su visita al puerto de Acapulco para observar in situ el desastre ocasionado por el huracán “John”, supervisar y dar las primeras instrucciones para atender a los damnificados. Aunque fue una visita breve, tenía en aquella localidad a buena parte del Gabinete a quienes involucró y comprometió a atender y resolver los problemas de aquella zona del país.
- Pudimos detectar un sexto paso, y este fue sin duda su primera diferencia con los poderes mediáticos que se sumaron a la presión ejercida a su gobierno, cuando los medios de comunicación cuestionaban por que no se estaba atendiendo el conflicto en Sinaloa -todavía dejando implícita la idea de que había un pacto con los criminales sinaloenses o que era incapaz de enfrentar esa situación-.
En estos tres pasos, pudimos observar a una Claudia Sheinbaum un tanto falta de reflejos para el “bending” político, suponemos que se ira ejercitando poco a poco, ante preguntas incomodas o señalamientos directos, como aquella sobre el beso en la mano a un hombre correligionario de ella el día de la toma de protesta. Muy segura, y con un discurso ya hecho sobre el 2 de octubre, el perdón del estado mexicano por la matanza aquella, y aprendiendo a decir y no decir para no meterse en torbellinos mediáticos, a los que también nos acostumbró el expresidente López Obrador.
En las mañaneras del pueblo, insistimos, se nota la cautela y la búsqueda de piso seco y firme para abordar las preguntas planteadas.
Muy segura y con don de mando administrativo en el caso de Acapulco, empezando a tocar los dispositivos administrativos y políticos de su cargo, que hasta ahora parece va tiendo un mejor control.
Y. en tercer lugar, me parece que parte del fin de semana de estos primeros días de gobierno, se lo llevo la nueva ofensiva de los medios de comunicación sobre la seguridad y la reforma judicial. Todo parecía una verdadera provocación montada por los poderes facticos para hacerla caer en un error. Me parece que tiene razón cuando ella dice que quieren un golpe autoritario, para iniciar una ofensiva en su contra y buscar fisuras dentro de la coalición de gobierno. Y ahí me parece que el equipo compacto se sumó y cohesionó para advertir al poder judicial que no se caería en sus provocaciones y que la reforma judicial se llevará a cabo, le guste a quien le guste.
Semana no tan intensa, pero si de provocaciones a la nueva presidenta para intentar desde los primeros días hacerla fracasar o por lo menos hacerla ver mal frente a sus adversarios, pero sobre todo frente a sus correligionarios para seguir intentando romper el bloque de gobierno.
Como hemos dicho aquí, la derecha no descansa.