Edgard González Suárez
En casi todos los regímenes políticos y en todas las democracias occidentales coexisten bajo distintas formas y tipos unas organizaciones sociales denominadas partido político. De hecho, el partido político es en la actualidad la vía legal y legitima para vehiculizar ciertas demandas, necesidades e intereses de sectores de la sociedad en el estado y a través de las distintas formas de gobierno que existen en las distintas sociedades.
Los hay en versiones únicas, hegemónicas, dominantes, de masas, de cuadros, constituidos como frentes populares, revolucionarios, socialdemócratas, liberales, conservadores, se unen coaliciones electorales o parlamentarias, etc.
Los partidos políticos son instituciones que representan intereses sociales y que luchan -bajo distintas vías, no siempre democráticas- por ocupar los gobiernos. Son un mecanismo a través del cual, la conversación pública, los programas de gobierno y las políticas públicas, toman forma y expresión desde el titular de la soberanía democrática (el pueblo) hacia sus representantes -miembros de las cámaras, de los poderes constituidos y de la burocracia gubernamental-, los partidos en este sentido son vehículos que permiten el debate, la deliberación sobre programas y políticas públicas y generan la representación política dentro del gobierno de cada estado y nación.
Existen distintas teorías acerca de la formación, consolidación y crisis de los partidos, una asume su creación como instituciones que coadyuban al parlamentarismo institucional, son especies de aparatos adjuntos de la teoría deliberativa de los asuntos políticos y económicos; otros asumen la teoría del creacionismo social, algo así como instrumentos de organización ciudadana y social que enfrenta a los poderes constituidos para reclamar atención a sus necesidades e intereses; unos más insisten en destacar que los partidos políticos responden a las necesidades histórico coyunturales del desarrollo de un país y que luchan por valores supremos como la libertad, la justicia social, la democracia, la vida humana, la moral ciudadana, etc.
En este sentido valdría la pena revisar la historia mediata -los últimos cincuenta años- de nuestros partidos políticos en México, conocer algunas de las teorías sobre estas instituciones y hacer una evaluación de su estado después de las elecciones del 2 de junio de 2024.
El PRI, un partido histórico, emanado de una revolución social, que se consolidó como el instrumento de control político e ideológico que dio forma a la conformación del estado moderno mexicano, después precisamente de la Revolución de 1910. El PRI creó el Estado Mexicano y sus instituciones. Se constituyó como partido único desde 1910 hasta 1980, y asumía una ideología centrada en la justicia social heredera de aquella gesta revolucionaria. Transitó hacia formas de dominación hegemónicas, con predominio sobre otros partidos políticos y donde cedió espacios de poder y gobierno a minorías partidarias. Se fracturó ideológicamente y la facción neoliberal que se quedó con el partido acabó dándole una faz de partido dominante con serios desafíos políticos electorales alternándose en el poder con otros partidos políticos neoliberales y conservadores.
El PAN, otro partido histórico, emanado de los programas de gobierno y políticas públicas implementadas por el PRI (en los años 30´s y 40´s) que el PAN definía como socialistas, comunistas y antidemocráticas. El PAN nació como un partido de combate ideológico, no como un partido con fuerza e implantación electoral, sino como un partido de cuadros de formación jurídica y liberal, dispuestos a combatir al régimen hasta lograr un gobierno democrático. Su origen tiene vertientes conservadoras, empresariales y católicas y de allí sus principios e ideología política. Y que bajo el auge del neoliberalismo se alió a la facción neoliberal dentro del PRI y formaron, en los hechos, una alianza parlamentaria y gubernamental.
Morena, es un partido-movimiento, de reciente creación (2015) y que aglutina y representa a varios sectores sociales: obreros, trabajadores, empleados, estudiantes, campesinos, indígenas, mujeres, comerciantes, empresarios nacionalistas y que se organizó a partir de la quiebra del modelo de gestión neoliberal y es el resultado de una fractura ideológica dentro del PRI que supo tejer políticamente con los movimientos y partidos de izquierda socialista hasta ganar gobiernos locales y la presidencia de la república. Un partido que se autodefine como antineoliberal y promotor de la justicia social en nuestro país.
El triunfo de Morena en la presidencia en 2018 ha marcado, al mismo tiempo, la derrota electoral, de credibilidad, política e ideológica del neoliberalismo y sus partidos, y ahora se encamina a desmontar todas aquellas instituciones de dominio neoliberal y todos aquellos instrumentos jurídicos y constitucionales con que los neoliberales se habían adscrito y repartido los negocios y recursos de la nación.
La batalla política continuará, no cesará, incluso se podrá agudizar y ya veremos como cada partido enfrenta las nuevas realidades políticas, y de eso hablaremos en las próximas semanas.