Edgard González Suárez
Apenas el lunes pasado había yo descrito el pavoroso espectáculo de la derecha opositora y su manifiesta desesperación frente a la inevitable votación favorable a la reforma judicial en el senado de la república, y te adelante que pasara lo que pasara, habría una votación favorable a dicha reforma constitucional.
Lo que fue toda una sorpresa, sin duda para mí por lo sería, y es que yo no daba crédito al rumor no confirmado de que uno de los votos favorables a la Reforma vendría del senador de primera minoría, por Veracruz, Miguel Ángel Yunes Márquez. El rumor se gestó desde el día 6 de septiembre y se intensificó entre el domingo siete y el lunes 8, y para la apertura de la sesión del pleno, martes 9, se confirmó qué, el ahora cada vez más famoso “Chiqui Yunes”, pediría licencia a su cargo de senador, por razones de salud, y sería su suplente, Miguel Ángel Yunes Linares, quien asumiría su lugar y su escaño.
Ese movimiento de piezas por parte de Morena generó la peor crisis parlamentaria de los últimos seis años. Implicaba el desbaratamiento del acuerdo impuesto por Marko Cortés a sus senadores para no “doblarse” y votar en contra del dictamen. Se imponía la fuerza mayoritaria en el Congreso y, sobre todo, se iniciaba el derrumbe formal del régimen neoliberal, sostenido por la suprema corte de justicia y su pléyade de jueces corruptos que aún lo sostienen.
La semana pasada te enumere algunos de los errores que cometió la oposición.
- La desacreditada embestida de los parciales y manipuladores medios de comunicación para presionar en foros, tertulias, mesas de análisis, reportajes, montajes, etc., y militar discursiva y abiertamente contra la reforma, 2) la ministra Norma Piña se presentó a las movilizaciones en contra de la Reforma -dejando claro- que ella, no solo defiende un poder, sino que se asume militante de un proyecto político concreto; 3) las dirigencias de los partidos conservadores obligaron, presionaron, y amenazaron a sus senadores a no romper el voto de la fracción parlamentaria en contra de la reforma; 4) se hicieron llamados -mu peligrosos- al linchamiento de aquellos que votaran a a favor de la minuta enviada por la cámara de origen y ya en la mesa de la cámara de senadores. 5) financiaron y movilizaron a empleados de jueces, ministros y magistrados a marchar contra la reforma, violentar los recintos parlamentarios y se quedaron cerca de cometer una tropelía en contra de los senadores.
- La oposición legislativa planeó una estrategia que tenía un solo objetivo postergar y detener la votación sobre la Reforma Judicial.
- Contrató y movilizó porros, parientes, hijos de funcionarios, empleados del poder judicial y de otros sectores a irrumpir violentamente en la sede alterna donde sesionaría el senado de la república.
- Se inventó un secuestro de un senador del MC, la minoría parlamentaria tomó la tribuna e intentaron evitar que la sesión saliera adelante.
Y nada, nada, pudo impedir que la Reforma al Poder Judicial fuera “debatida” y sobre todo fuera votada. La oposición cometió el enésimo error desde febrero, y, sobre todo, desde la elección federal, nunca entendió que la batalla era política, no solo jurídica, era de correlación de votos en las cámaras, no de conceptos, denuncias o descalificativos, era de estrategia asambleística, no de procedimientos, ni de acusaciones, ni mentiras; era de defensa del mandato popular emitido el 2 de junio y no de la defensa del viejo régimen.
La oposición ideó un circo de varias pistas para intentar mantener la atención de los ciudadanos, de intentar generar algún apoyo popular. La gente, el pueblo, el ciudadano de a pie ya había decidido y había mandado a sus diputados y senadores a sacar adelante la Reforma Judicial.
El pueblo no se dejó engañar por ese circo montado por la oposición.
