París está ya totalmente blindada para la gran ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, que el viernes reunirá a unos 328 mil espectadores y un centenar de gobernantes o responsables de organizaciones internacionales.
La ceremonia, un desfile de barcos por el Sena en el centro monumental de París, promete originalidad y espectacularidad, pero está siendo también una pesadilla para la seguridad, la logística y los transportes.
“Estamos listos, será un espectáculo deslumbrante, que hará sentirse orgulloso al país, que llevará la felicidad al mundo entero”, prometió la ministra francesa de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, en declaraciones la radio pública France Info.
Cerca de 200 barcos, entre los que transporten a unos 8 mil deportistas y los de seguridad y apoyo, transitarán durante seis kilómetros entre los puentes de Austerlitz y Jena.
El último puente conecta la torre Eiffel con los jardines del Trocadero, donde se han construido unas tribunas para los invitados más importantes y donde tendrá lugar la parte final y más importante del espectáculo, de cuatro horas de duración.
Garantizar la seguridad en un espacio abierto de tal envergadura y con tanta asistencia ha sido el gran reto al que se han enfrentado los organizadores.
Unos 45 mil policías y gendarmes estarán desplegados este viernes, además de unos 10 mil militares y de varios miles de vigilantes de seguridad privada.
Los edificios en las orillas del Sena han recibido atención especial. Sus habitantes o visitantes (sean viviendas, hoteles u oficinas) están siendo controlados y en las azoteas habrá agentes y tiradores de élite.
Fuente: El Universal