Por: Edwin Murillo Rivera
La tendencia de concentración de servicios que implica la transferencia de algunas o todas las operaciones empresariales o de tecnología de la información a un proveedor ubicado en un país cercano, se denomina Nearshoring. Cuya finalidad es reubicar estratégicamente la cadena de producción en un país determinado, con características geográficas que reduzcan los costos de producción y posterior repatriación de lo creado.
El Nearshoring detonó en consecuencia de la pandemia del COVID-19, misma que paralizó al mundo, y al comercio internacional, evidenciando la dependencia de la mayoría de los países de adquirir insumos producidos en China, y ante tal situación, se planearon medidas preventivas, entre las cuales destaca la reubicación de las cadenas de producción.
México por estar más cerca de Estados Unidos, siendo este sin duda uno de los mercados de consumo más grandes del mundo, tiene una ubicación geográfica privilegiada, la cual ha tenido como consecuencia que los mercados vean al país como una gran oportunidad para establecer sus plantas productoras y de reabastecimiento.
Las empresas se sienten atraídas por México principalmente por los bajos costos de fabricación, además de los beneficios que sus operaciones pueden obtener de los diversos programas de promoción comercial y de maquila disponibles en el marco legal mexicano, lo que genera expectativa en que el Nearshoring en México crecerá más allá de la manufactura, con la tendencia de generar industrias de mayor valor agregado.
Nuestro país se ha fortalecido como puerta de entrada a Norteamérica, dando un sinfín de oportunidades de capitalización por su posición única como parte de la mayor zona de libre comercio del mundo, que es la región de América del Norte, representando el 30% de la economía mundial. México también seguirá capitalizando el marco normativo existente, compuesto por 14 acuerdos comerciales y foros internacionales con más de 50 países, con un mercado potencial de exportación que representa el 60% del PIB mundial.
México actualmente no tiene una estrategia claramente articulada encaminada a aprovechar la oportunidad del Nearshoring, principalmente por la disputa política que se arraiga en la económica mexicana, lo cual, lejos de favorecer la competencia en la toma de decisiones efectivas, se ve rezagado por la defensa de ideales muy marcados, que se enfocan principalmente en la asistencia social, y no en el desarrollo económico del país.
La escasa inversión en obra pública en sectores estratégicos aunando a la falta de un plan estratégico para migrar a las energías limpias es algo que pone en duda a los inversionistas, principalmente por la importancia social y ecológica que ha tomado el uso de energías renovables para mitigar el impacto negativo que causan en el medio ambiente las energías fósiles y no renovables. En consecuencia, a pesar de que México es, por mucho, el lugar ideal para reubicar las operaciones de manufactura de China, se debe considerar que no es la única opción, pues varios estados de Estados Unidos y otros países de América Latina, e incluso el Caribe, también llaman la atención de ciertos inversores.
La consecuencia de no implementar una estrategia integral es muy alarmante, incluso ya se está vislumbrando, pues en 2023 las cifras de inversión extranjera directa en México rondaron en los 36,000 millones de dólares, de los cuales únicamente 5,000 millones fueron destinados a nuevas inversiones, lo que evidencia una realidad muy alejada del pronosticado “boom” del Nearshoring.
No hay que perder de vista la Ley de las Américas, promovida por Estados Unidos, que fue introducida a principios de marzo, misma que establecería programas para promover un mayor comercio, inversión y vínculos entre pueblos en toda América Latina y el Caribe, lo que podría expandir el T-MEC. “En esencia, la Ley de las Américas es una herramienta multimillonaria de creación de empleos para Estados Unidos y sus aliados en América Latina y el Caribe”, según lo dicho por congresista Adriano Espaillat.
Si bien la idea de expandir el T-MEC más allá de América del Norte podría ser una idea atractiva para impulsar la competitividad regional desde una perspectiva estadounidense, erosionaría las ventajas comerciales privilegiadas de las que México goza actualmente en su relación con Estados Unidos y Canadá, algo que la próxima administración presidencial en México debería considerar a medida que se desarrollan planes para impulsar la atracción de inversión extranjera directa relacionada con el Nearshoring.
Desafortunadamente el actual camino del país se enfoca en sostener que la mejor política exterior es la interna, sin abundar con claridad en cómo esto podría funcionar. Por lo que los analistas a nivel internacional mencionan que una política exterior sensata y eficaz puede contribuir significativamente a los objetivos de la política interna, por ejemplo, con la creación de nuevos empleos con salarios más competitivos en el ámbito internacional. El riesgo existe, y se intensifica con la dura realidad consistente en que en este momento no tenemos una estrategia clara, lo que nos hace vulnerables ante las planificaciones de largo plazo que otros países sin duda están haciendo.
México debe y necesita aprovechar sus condiciones que lo posicionan como la nación mas adecuada para los grandes inversionistas, enfocando su estrategia integral en la generación de energías limpias e incrementar la inversión en bienes y servicios públicos principalmente en las áreas de salud, educación e infraestructura, pues a decir de la OCDE, es el país integrante que menos invierte, en estos sectores.
Lo anterior detonaría una reacción positiva, porque al invertir en energías limpias se cumple con el requisito social de cuidado ecológico, con la inversión en salud, se garantiza la seguridad social de los trabajadores que serán la oferta de la mano de obra para las empresas que se establezcan en el país, asimismo con una mejor educación se tendrá una mano de obra más calificada que generará el tan ansiado valor agregado que requieren las condiciones actuales de competitividad, y por último, una mejor infraestructura genera una optimización en la ubicación de las sedes de los medios de producción así como una eficiente red de distribución de los bienes producidos.
Por la relevancia vinculada al Nearshoring en México, es una invitación con etiqueta de obligatoria, seguir de cerca las decisiones que se tomen en la próxima transición del gobierno en nuestro país, mismas que desde el día uno del gobierno entrante, marcarán el rumbo del país en el entorno macroeconómico. Las cuales, si son acertadas para potenciar a México con una estrategia integral como la anteriormente mencionada, darán pauta a un desarrollo económico boyante en nuestro país con gran notabilidad a nivel internacional. Finalmente, por la efervescencia del tema en estudio, solo el pasar de los meses determinará si el reloj de arena en el que se encuentra el Nearshoring en México, culmina con la materialización del pronosticado panorama de prosperidad o simplemente se desvanece en el recuerdo de lo que pudo ser.
Referencias
Glover Drake, A. (18 de abril de 2024). Wilson Center. https://www.wilsoncenter.org/article/nearshoring-opportunity-mexicos-lose
Irais, S. (22 de enero de 2024). Conecta. https://conecta.tec.mx/en/news/national/entrepreneurs/nearshoring-challenges-and-opportunities-mexico-2024
Lozano , G., & Sánchez Chao, G. (13 de febrero de 2024). GreenbergTraurig. https://www.gtlaw.com/es/insights/2024/2/published-articles/5-trends-to-watch-2024-nearshoring-mexico